Entrevista a Natalia Rodríguez Reyes*
1) ¿Cómo definirías la militancia en el interior?
La militancia en el interior -que ha sido mi lugar siempre- es una militancia que se caracteriza por ser muy de cercanía dado que muchos de nosotros trabajamos en lugares donde no son muchos trabajadores, además frecuentamos espacios comunes como los clubes deportivos, los comercios del barrio y, hasta los espacios públicos de esparcimiento o los comités de base. Esto hace que las comunidades de militantes -hablaré solo de Juan Lacaze-, tanto políticas como sociales, interactúan de forma más dialéctica con los problemas del medio y se construya una dinámica de militancia que involucra a muchas personas. Aunque sea en momentos puntuales frente a un tema o problema puntual. Esta ciudad se ha caracterizado por encontrar un fuerte empuje en la población para llevar adelante diferentes proyectos o actividades, desde la lucha y trabajo por el pavimentado y alumbrado público de las calles en los ´50 hasta una masiva asamblea pública que se realizó en la calle José Salvo en el 2017 con el cierre de Fanapel. Esta "cultura de la lucha" de la localidad se ha pasado de generación en generación, aunque en los últimos años grandes sectores de la población se han desmovilizado. Creo que en parte han jugado mucho factores propios de la posmodernidad en la que vivimos, pero también ha calado mucho el cierre de las industrias (Campomar en los 90 y Fanapel hace 5 años) en las posibilidades de "encontrarnos" y plantearnos consignas que nos unan. Y creo que aquí podría haber un punto de contacto con lo que sucede en otras localidades del interior, aunque no debemos desconocer que nuevos desafíos atraviesan las militancias en la actualidad.
Esto que decía anteriormente, hace que se sostenga esa sensación de militancia "a pulmón", de sentir que el problema del vecino o el de la familia de mi estudiante, es mi problema también y que debo actuar para cambiar esa realidad. El estar distante de la capital, genera espacio para que las estructuras (ya sean sindicales o partidarias) no tengan tanto peso y no jueguen un papel tan fuerte. Y ahí es donde entra la práctica militante más cercana a la base. Por ej. el Plenario Intersindical trabaja en un proyecto de biblioteca popular reacondicionando un espacio en el local de lo que fue la AOT (Agremiación Obrera Textil) o la Colectiva Feminista piensa en la posibilidad de construir su propio espacio físico para desarrollar diferentes actividades. Ambos proyectos, cada uno con sus particularidades, tienen como objetivo construir un lugar de acceso a los habitantes de la ciudad.
2) ¿Cómo es el vínculo entre la militancia política y la social?
Bueno, creo que todas las militancias sociales son políticas. Siempre las transformaciones sociales están motivadas por un pensamiento político, y ahí actúa la dialéctica entre una y otra. Pero si por "política" en este caso la pregunta se refiere a "política partidaria", diría que yo preferiría que ambas militancias estén un poco más distantes. Pero acá nuevamente, la idiosincrasia propia de Juan Lacaze y los gérmenes de las luchas que acompañaron el siglo pasado, hace que las personas que habitan los espacios sean prácticamente los mismos. En mi experiencia como militante del plenario y la colectiva, diría que muchos compañeros y compañeras desarrollan actividades de militancia política partidaria. Pero esto no significa que en los espacios de militancia social se reproduzcan los objetivos de la militancia política partidaria. Justamente por todo lo que señalaba anteriormente. Pero tampoco podemos desconocer el impacto que tiene en una localidad de 15.000 habitantes, tener el único municipio frenteamplista en un departamento blanco hasta las raíces o, haber sido la ciudad del interior en donde el porcentaje de votos en las elecciones nacionales fue casi igual o superó al de Montevideo (no tengo del todo claro los números para esta afirmación, pero anda ahí) en los votos al FA. Y aquí podríamos aproximarnos a la idea construida de Juan Lacaze como un pueblo "a la izquierda". Sin dudas es así.
3) ¿Cómo se vinculan con las militancias más montevideanas? ¿Y las militancias del interior entre sí?
Me parece que acá es importante establecer una diferencia entre la militancia sindical y la feminista, a partir de mi experiencia. En el caso de la primera, el sindicato en el que milito es la Fenapes y funciona en un régimen de federación. Esto hace que los temas que discutamos tengan un marco nacional (por ej. presupuesto o recorte de horas), lo que no le quita lugar a iniciativas propias de la filial como la entrega de útiles escolares a los hijos de afiliados y a las instituciones educativas de la zona o la contribución que se realiza al plenario local. Así mismo, Fenapes también funciona a partir de comisiones nacionales, asambleas y congresos en donde se participa activamente. Pero la mayoría de las veces, lo que nos motiva a reunirnos son problemáticas que no escapan del marco nacional de la federación. La participación en el plenario local es muy importante, integrándolo siempre con 2 o 3 compañeros así como la participación en actividades como actos locales del PIT CNT o en el 1ro de Mayo. Siempre está presente en estas instancias la oratoria de los docentes.
En el caso de los otros sindicatos que integran el plenario local -SUNCA, UNTMRA, FITIL, FUECYS, FUS-, esta lógica se repite bastante. Pero, como señalé más arriba, esto no limita la práctica de la militancia de los compañeros en la localidad. Creo que en el interior vivimos la militancia "descentralizadamente", permitiendo esto que puedan realizarse proyectos propios y situarnos más cercano a las bases y por "fuera" de las estructuras y más lejano a la parte más burocrática del PIT CNT.
En la experiencia de la militancia feminista, diría que es bien distinta. En el caso de la Colectiva feminista sabalera la militancia se construye desde la horizontalidad entre sus integrantes y con el objetivo de de contactarnos entre las diferentes colectivas del interior. De hecho, la colectiva en donde milito ha realizado dos encuentros consecutivos de feministas del interior en donde participaron compañeras de distintos departamentos. En estos encuentros compartimos nuestras experiencias militantes ancladas en nuestras realidades y tratamos de proyectar acciones en conjunto. Entendemos que la diferencia con la capital en esta lucha es bien distinta, desde las posibilidades de movilización hasta la experiencia acumulada.
Existe también en esta experiencia una fuerte resistencia a la influencia de las lógicas políticas partidarias así como de la religión, entendiendo que estos son espacios que reproducen las lógicas patriarcales. También se da esta distancia por momentos con la militancia sindical, más allá de que muchas de nosotras militamos en ambos espacios.
La militancia feminista en el interior aún tiene un camino largo para transitar, pero cada paso que se da es gigante porque requiere de un gran esfuerzo encontrarnos por las propias dinámicas y distancias. Pero también está claro que el camino a recorrer debe ser propio, fuera de la lógica de la capital.
4) Visto desde la capital, parecería que uno de los desafíos más importantes de militar en el interior es la "inferioridad numérica" respecto a la presencia de los partidos del bloque conservador. ¿Cómo se da esa relación y qué desafíos impone?
Bueno, más arriba decía que Juan Lacaze es bien distinto en esto. Pero eso no quita que se encuentren esos bloques bien claros. Sobre todo en un departamento como este en donde la burocracia del gobierno departamental está sostenida por "militantes" blancos que sostienen un gran estructura de funcionamiento en las localidades. Acá se entrecruzan lazos familiares muy sólidamente, como se vio con el caso de la corrupción en el municipio de Florencio Sánchez.
Pero en Juan Lacaze esto no sucede tan fuertemente en la medida en que hay un municipio que no se gobierna por el mismo partido que la intendencia y que existen organizaciones sociales que militan desde las bases por fuera de las lógicas del gobierno departamental. En el caso de los plenarios locales (Juan Lacaze, Carmelo, Colonia del Sacramento, Rosario), se reúnen muchas veces en un plenario departamental para coordinar acciones. De esa forma se le da un marco más territorial a los reclamos de los trabajadores que marca una línea enfrentada al "moreirismo".
*Natalia Rodríguez es profesora de Historia, militante de Fenapes y de la Colectiva Feminista Sabalera. Vive en Juan Lacaze.
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