Ilustración: Claudio Martínez
HI: ¿Cómo nace la Coordinación por Palestina?, ¿cómo funciona?
CxP: La Coordinación empieza a funcionar en el año 2014. Surge como la expresión unificada de la solidaridad con Palestina. En Uruguay había en aquel momento dos colectivos específicos de solidaridad con Palestina: la Comisión de Apoyo al Pueblo Palestino y el Comité Palestina Libre, además de los grupos no específicos de solidaridad internacional de las distintas organizaciones políticas y sociales.
Desde el 8 de julio hasta el 26 de agosto de 2014, Israel lleva adelante la operación "Margen Protector" contra la población ‘guetizada’ de Gaza; la población civil es constantemente bombardeada durante 51 días, dejando un saldo de 2205 personas asesinadas (más de 550, menores de edad). La barbarie del bombardeo sobre un pueblo desarmado levantó las voces indignadas de los pueblos del mundo. En nuestro país, las distintas expresiones ya existentes de solidaridad con Palestina lanzaron un llamado a unificar esta solidaridad bajo el principio común de alto el fuego, entendiendo que la realidad imponía una respuesta colectiva y masiva.
Es así que surge la Coordinación por Palestina, espacio amplio y plural donde convergen organizaciones de solidaridad, sindicales, sociales y políticas. Desde el 2014 en adelante ha realizado distintas actividades, siempre en el marco de acciones unificadas. En el 2015 se convocaron movilizaciones contra la escalada genocida con ejecuciones en Cisjordania (durante la llamada “intifada de los cuchillos”). En abril durante varios años se llevaron adelante movilizaciones en el marco de la "Semana Internacional contra el apartheid israelí".
En 2017 llevamos adelante campañas para pedir a Natalia Oreiro, Serrat y Sabina, Caetano Veloso, Gilberto Gil y Milton Nascimiento que no fueran a cantar a Israel. En 2018 realizamos denuncias y movilizaciones en solidaridad con la masiva huelga de hambre de los presos políticos palestinos, que coincidió con el 70° aniversario de la Nakba. Ese mismo año se organizó una charla sobre solidaridad con Palestina y BDS con Roger Waters. En 2019 y 2022, junto con el Comité Argentino de Solidaridad con Palestina, llevamos adelante campañas para pedirles a las selecciones de fútbol masculino que no fueran a jugar partidos amistosos a Israel. En Uruguay se llevó adelante la campaña #UruguayNoVayas, que logró que la selección de fútbol masculino de Uruguay no jugara en Israel en 2022 como previa del Mundial de fútbol de Catar.
También desde la Coordinación se han impulsado charlas y debates en distintos locales de organizaciones sociales, que siguen siendo un centro de actividad en este periodo del actual genocidio.
El funcionamiento de la Coordinación en bastante simple: una reunión plenaria semanal que ajusta los criterios generales y luego grupos de trabajo donde se llevan adelante e implementan esos criterios. Por las características de la composición de la Coordinación, donde concurren personas en representación de grandes colectivos, otras de colectivos con menor representatividad así como personas a título individual, siempre se busca consenso en los plenarios. La Coordinación funciona en tanto es necesaria la unificación de la solidaridad para potenciar su impacto. Fuera de estas instancias, cada colectivo tiene funcionamiento propio.
HI: ¿Cómo caracterizan la situación actual?
CxP: Desde un punto de vista político, esta situación marca un punto de inflexión que no tiene antecedentes. Por un lado, se ha levantado la bandera de la solidaridad internacional de una forma que no veíamos desde las enormes marchas contra la guerra de Vietnam... si habrán pasado años para que el mundo reaccione.
Los pueblos del mundo se han expresado y se siguen expresando contra la barbarie desatada por el sionismo, reclamando el alto el fuego y el ingreso urgente de ayuda humanitaria.
La magnitud del genocidio perpetrado por Israel ha provocado en la opinión pública mundial, junto con la movilización masiva global, un cambio importante en relación a la toma de consciencia y el consenso de que es necesario poner fin a la impunidad que Israel ha gozado durante más de siete décadas. Es por eso que el reclamo palestino y de los pueblos del mundo para imponer sanciones (económicas, diplomáticas) y cortar todos los vínculos (militares, culturales, científicos, académicos, deportivos, etc.) con el Estado sionista está llegando por primera vez a las esferas de la política y haciéndose sentir en algunos gobiernos, parlamentos, partidos o foros internacionales. La demanda presentada por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia, con el apoyo de más de 50 países, es una expresión de este cambio de época, y ha hecho que por primera vez el Estado de Israel deba responder ante el máximo tribunal internacional.
Las masacres perpetradas en centros de salud, como el Complejo Médico Al Shifa, así como la destrucción de viviendas, hospitales, escuelas, universidades, centros de producción, mezquitas, iglesias, carreteras, barrios y ciudades y toda la infraestructura civil básica que hace posible la vida humana (así como el asesinato de centenares de periodistas, socorristas, personal médico y del sector humanitario) han puesto de manifiesto las verdaderas intenciones del sionismo: el exterminio del pueblo palestino de Gaza.
En el proceso que se desata después del 7/10/23, se han transparentado cuáles son los objetivos del sionismo, que son los mismos de siempre, pero ahora sin las muletillas discursivas que ofician como maquillaje: la mayor cantidad de tierra para Israel con la menor cantidad de población árabe nativa en ella. Este es el elemento fundamental para comprender que estamos ante un genocidio. La primera opción es el exterminio de esa población nativa y la segunda es la expulsión de quienes sobrevivan.
La excusa presentada para el inicio de estas acciones es "el atentado de Hamás del 7/10". Y este enunciado parece borrar de un plumazo toda historia anterior a ese día. En un primer momento, impactó fuertemente la narrativa sionista que le atribuyó a Hamás la imagen de monstruos que siembran el terror sobre la indefensa población civil israelí, imagen que oficia como propaganda sionista. Con el paso de los días, ese primer impacto abrió paso a los análisis, a la búsqueda de referencias y, finalmente, a conclusiones bastante diferentes. Uno de los primeros elementos que surgen son las declaraciones de personas israelíes que se encontraban en el lugar de los hechos: el fuego cruzado y las bajas por "fuego amigo". Posteriormente, el reconocimiento de que las acciones del 7/10 no son un acto terrorista de Hamás sino la acción unificada de la resistencia palestina; resistencia que sigue operando de forma articulada hasta el día de hoy. Más allá de las distintas interpretaciones sobre los actos de violencia, el marco general para la lucha por la expulsión de una fuerza ocupante en un territorio, lo da el Derecho Internacional que reconoce el derecho a la autodeterminación de los pueblos y su lucha por alcanzarla, dándose los medios que crean convenientes.
Desde esta perspectiva, el 7/10 no hubo un acto aislado de terrorismo de una organización determinada, sino que fue la expresión de las fuerzas de la resistencia de
un pueblo que no tolera más la ocupación de sus tierras ni las paupérrimas condiciones de vida que le impone la misma. Es lo que históricamente se ha conocido bajo el nombre de movimientos de liberación nacional. Por otro lado, desde un punto de vista mediático, Israel ha perdido la batalla de la victimización revelando su verdadera cara: una potencia occidental ocupante, imperialista, colonizadora, racista y de extrema derecha, que dió un paso más en el exterminio o expulsión del pueblo nativo de las tierras que ocupa. Así se ha ido desarrollando información en forma paralela: las condiciones de reclusión de las casi 10.000 personas palestinas que están secuestradas por el régimen sionista en las cárceles de la ocupación; el robo de agua y otro recursos naturales; las más de 50 leyes racistas que establecen la confirmación de que Israel lleva adelante una política de apartheid, de segregación racial, contra la población palestina; los crímenes contra la humanidad precursores de la situación actual. En definitiva: más de 75 años de ocupación, colonialismo, robo, despojo y desplazamientos forzados; asesinatos, detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones, empujan a un pueblo a decir basta.
HI: ¿Qué cambió en la coordinadora desde el inicio de esta etapa de genocidio?
CxP: Creemos que el cambio fundamental ha sido el mismo que se produjo en todas partes: el cambio de percepción sobre la caracterización de Israel y su "derecho a defenderse", cuando su "defensa" implica la masacre de miles, especialmente niñas y niños.
La Coordinación comenzó esta etapa con algunas organizaciones nucleadas, viéndose fortalecida en su integración con el desarrollo del genocidio. Hoy no hay en los sectores populares voces indiferentes al genocidio en curso. La CxP está plantando batalla a una política de exterminio y parte de esa batalla es el desmantelamiento de la narrativa sionista que pretende justificar el asesinato indiscriminado, el robo y la expulsión.
El cambio más fuerte ha sido la aceptación generalizada del derecho a existir que tiene el pueblo palestino, así como a su autodeterminación.
Ante todo, pasar de ser un pequeño grupo de personas y colectivos, a ser un espacio muy amplio al cual se han integrado muchas personas nuevas y de todas las edades (especialmente muchas jóvenes), así como grupos que interactúan, planifican y llevan adelante muchas acciones e iniciativas para mantener visible el tema de Palestina y el genocidio en Gaza ante la opinión pública, en las redes sociales y en el espacio público.
Esta coyuntura también ha hecho que nuestras palabras y acciones tengan una resonancia que antes no tenían, ya que con frecuencia nos convocan de medios, organizaciones e instituciones a compartir nuestra mirada o aportar información y análisis sobre lo que está pasando en Palestina. Hay interés y avidez por saber, por entender y por conocer más, especialmente entre la gente joven. Tal vez está faltando que ese interés se traslade a los centros educativos, formales y no formales, como al interior de las organizaciones sociales, para que se traduzca en acciones concretas de apoyo al pueblo palestino.
HI: ¿Qué acciones se vienen llevando a cabo en Uruguay?
CxP: Hay acciones apuntando más a lo masivo y otras que apuntan a difundir e informar. Así es que hemos realizado "desembarcos" en ferias, Tres Cruces, barrios, con la finalidad no de convocar movilizaciones sino de llevar información sobre
distintos tópicos. Temas como la masacre de infancias, ataques dirigidos contra infraestructura sanitaria, alcances de las operaciones en Gaza y últimamente, en el marco del día del agua, sobre el robo de agua a la población palestina, el apartheid del agua, el rol de Mekorot en Israel y en la región, particularmente en nuestro país. También llevamos adelante charlas en sindicatos, facultades y aspiramos a extenderlas a otros ámbitos. De igual manera, activamos las movidas más típicas de propaganda, pintada de muros, volanteadas, etc. En cuanto a las actividades masivas, llevamos convocadas 4 marchas en este período. La primera fue la respuesta más rápida que pudimos organizar, el 20/10, la segunda fue una marcha a la embajada de Israel, en la que una lluvia torrencial nos acompañó todo el tiempo; luego se marchó a Torre Ejecutiva y nuevamente hacia allí el 29 de febrero pasado, que fue masiva.
HI: ¿Cómo ven la participación y el posicionamiento de los diferentes actores del movimiento social y la izquierda sobre el tema?
CxP: No se puede generalizar porque hay distintas valoraciones, posiciones y reacciones en los diferentes actores y sectores respecto al genocidio en curso, y sobre la resistencia palestina. Desde siempre existieron en la izquierda organizaciones políticas que han respaldado la lucha del pueblo palestino, incluso en su versión de lucha armada. En las organizaciones sociales es más fácil encontrar sintonía ideológica y conjunción de visiones estratégicas. A nivel de la izquierda política, el panorama es muy diverso según se trate de sectores frenteamplistas y no frenteamplistas, y aún dentro del Frente Amplio hay posiciones bastante diversas, que pueden ser de matiz o énfasis, de discurso o ideológicas y hasta estratégicas. En general se percibe la dificultad para superar el viejo paradigma engañoso que podemos resumir en la teoría de los dos demonios (considerar que esto es un “conflicto” entre dos bandos o países que se disputan un territorio) y pasar a entender la causa palestina como lo que es: una lucha de liberación nacional, anticolonial y contra un régimen de apartheid. Esto supone "desnormalizar" el proyecto israelí, dejar de considerar su democracia como un modelo a seguir para entenderlo como lo que es: un proyecto colonialista, racista y supremacista europeo que se propuso conquistar la tierra de Palestina y sustituir a la población árabe nativa por población colona judía traída de todo el mundo. Y supone también entender que la resistencia a una ocupación colonial, a la limpieza étnica y el apartheid no es terrorismo (aun cuando en ciertas coyunturas se cometan acciones de violencia hacia la población civil, como ha ocurrido en todos los procesos de descolonización y liberación nacional a lo largo de la historia y en todo el mundo). Una mención aparte merece el papel que han jugado los movimientos feministas, en Uruguay, en la región y en muchos otros territorios. Desde que comenzó esta etapa del genocidio, surgió la iniciativa Acción Global Feminista por Palestina, que viene impulsando y expandiendo la concientización y movilización por la causa palestina desde los colectivos feministas, elaborando en paralelo la reflexión sobre Palestina como una causa feminista. Las movilizaciones masivas del 25N y el 8M han sido una clara demostración de esta novedosa y vibrante articulación.
Por último, es de destacar el cambio en el posicionamiento que transmiten en sus publicaciones sectores de izquierda y el campo popular. En los primeros momentos del genocidio desatado el 8/10, muchas de las declaraciones que se iban haciendo públicas sostenían el rechazo a la masacre, sin animarse a categorizarla como genocidio, a la vez que se "se imponía" la censura también a Hamás por el "atentado terrorista". Ambas cosas se han ido modificando desde entonces hasta el día de hoy.
Prácticamente ninguna organización niega que se trata de un genocidio y las que no denuncian directamente el genocidio, cuestionan la masacre, pero ya no incluyen también la crítica a Hamás. Como ya dijimos, uno de los cambios importantísimos en el discurso, aunque no se menciona de forma expresa, es el reconocimiento a la resistencia palestina como forma de lucha frente a la colonización. Ello no implica juicio de valor, ni acordar o no con sus métodos, pero coloca la situación en un punto totalmente diferente: más allá de Hamás, la resistencia palestina existe como expresión de un pueblo luchando contra la colonización y ocupación de sus tierras, la limpieza étnica, el desplazamiento forzado y el apartheid. Hoy se vincula más a la resistencia con la liberación nacional que con el terrorismo fundamentalista.
HI: ¿Qué se puede hacer para colaborar?
CxP: Participar y apoyar todas las iniciativas de solidaridad, movilización, denuncia y difusión que se llevan adelante. También es importante generar iniciativas desde las distintas organizaciones y colectivos; no esperar que todo salga de la CxP, sino tomar la iniciativa.
Trasladar al seno de las organizaciones en las que se participa el debate, posicionamiento e involucramiento. A través de los sindicatos, las y los trabajadores organizados a través de sus sindicatos tienen un rol importantísimo, especialmente en los vínculos sindicales con Histadrut, organización que se presenta como central sindical pero es un agente de la colonización sionista; las y los estudiantes a través de sus centros, denunciando los vínculos académicos con un régimen genocida; artistas y colectivos del mundo de la cultura y el deporte, que pueden rechazar los vínculos, intercambios y patrocinios promovidos por el sionismo y la embajada de Israel; las cooperativas de vivienda con su vasta experiencia en la lucha por soluciones habitacionales como antítesis a las colonias ilegales como cooperativas agrarias (kibutz) que es uno de los grandes mitos del sionismo con el que han seducido a sectores de la izquierda; las organizaciones de derechos humanos, con su enorme trayectoria en la lucha contra el terrorismo de Estado (tipificación que cada vez más se acepta como el accionar del régimen sionista) y en defensa de los derechos humanos; vecinos y vecinas que en muchísimos barrios encuentran la penetración sionista a través de nombres de calles, monumentos, plazas, y que pueden promover iniciativas locales de hermanamiento y solidaridad con Palestina y ruptura con el sionismo a nivel de sus barrios o municipios.
Entender, conocer y apoyar los llamados que lanzan las fuerzas populares de Palestina, adaptados a cada realidad. Llevar adelante acciones como las que se realizaron contra la injerencia de la empresa estatal de agua israelí Mekorot (responsable del apartheid del agua en Palestina y de proyectos privatizadores en la región) en la gestión de OSE. Al igual que se hizo con el apartheid de Sudáfrica, la comunidad internacional, y los pueblos organizados, debemos trabajar para que el régimen de apartheid y genocida de Israel sea aislado y condenado en tanto viole el derecho internacional y los derechos humanos del pueblo palestino.Debemos exigir que los gobiernos adopten iniciativas para acabar con la impunidad de los crímenes israelíes.
Todas y todos podemos hacer mucho para apoyar la lucha de liberación palestina; y tenemos que hacerlo.
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Entrevista realizada por Hemisferio Izquierdo el 31 de marzo de 2024
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