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Julieta Zidan*

Al final todo es plan y teatro: aportes para pensar en un teatro de resistencia en tiempos de odio. 


Una tarde de domingo, en octubre del año pasado, fui a ver al teatro El Galpón la obra Proyecto Galeano, con autoría y dirección del dramaturgo brasileño Aderbal Freire. Cuando terminó la función, por primera vez en mi vida terminé aplaudiendo al grito de “arriba los que luchan”, levantando el puño en medio de interminables aplausos. Esa tarde tuve una de mis experiencias teatrales más importantes, no solo por la excelencia artística de la propuesta, sino porque pude comprender el concepto y el rol del teatro que quisiera reivindicar para siempre, el teatro como el sitio donde la historia de los pueblos se sincera consigo misma, sin ningún tipo de bastardeo. Como en sus orígenes, en la Antigua Grecia, donde la construcción de la democracia pasaba por el teatro; los conceptos de injusticia, de memoria, los héroes, los mitos y leyendas, todos construidos en aquellas fiestas populares.

Conversamos con Aderbal desde entonces, durante varios meses, donde en medio de nuestras charlas, el contexto latinoamericano se incendiaba cada vez más. El golpe de estado en Bolivia, la elección del gobierno neoliberal en Uruguay, el continuo desastre de Bolsonaro en Brasil, el hambre que dejó Mauricio Macri en Argentina, tristezas, pero también alegrías como la liberación de Lula, o la esperanza que nos genera el pueblo que lucha en todo el continente. Meses en donde pudimos ver que efectivamente como decía Héctor Guido en Proyecto Galeano: “para nosotros los pueblos latinoamericanos, el peligro es que la historia solo se repita en forma de tragedia”. Aquí compartimos algo de esas conversaciones.

Teatro político y latinoamericano hoy

Aderbal Freire (AF): Creo que es una necesidad que el teatro hable de temas nuestros, latinoamericanos. En un momento tan grave, la función política del teatro, es esencial y se hace cada vez más necesaria y clara dentro de un sistema de comunicación que es muy comprometido y muy dependiente del mercado y del capital. Los medios, la televisión sobre todo, los diarios, los fuertes, los grandes, los poderosos, están sometidos a ese orden neoliberal, a ese poder del mercado a esa fuerza del capital.

Veo la dimensión de la crueldad y de la deshumanidad sobre todo de ese poder cuando apoyan toda la derecha neoliberal, toda esa derecha que se presenta con piel de cordero, el capital queda disfrazado bajo esa piel, su apoyo a esos candidatos, como es increíble escuchar las mentiras que dicen, que usan palabras que para nosotros son una verdad, un ideal, una necesidad y ellos las dicen como si se apropiaron de ellas, y dicen las mentiras de que va a gobernar para el pueblo, es horrible verlo, pero así ha pasado cuando la derecha neoliberal ganó en Argentina, en Chile, en Colombia, en otros países en estos últimos tiempos. No muestran su grandeza de inhumanidad, porque el discurso del candidato, es un discurso, que le sirve al capital y al mercado, a sus comunicadores. Entonces para ver la dimensión de inhumanidad de los representantes del capital, es necesario ver lo que pasa en Brasil, es más claro ver lo que pasa en Brasil, osea, no es tan visible esa deshumanidad cuando ellos apoyan Macri, Piñera, o Lacalle, esos tipos que mienten, fingen y se presentan como gente normal, incluso por ejemplo tienen comportamiento social aceptable por así decirlo, piden disculpas, hablan en defensa de temas que ellos puede justificar, pero en Brasil, que un hombre, como Bolsonaro, con todo lo que dice, con su verdadera personalidad expuesta, con todo lo que representa, su defensa de las armas, su homofobia, la manera como habla de la mujer, cuando a pesar de todo eso, el mercado sigue apoyando ese sistema, es una forma de ver la inmensidad, la grandiosidad de esa deshumanidad del capital. Son esos medios crueles los que dicen, los que hablan, los que engañan, los que muestran. Entonces, es necesario, que nosotros, donde podamos hablar, sea en las calles, lo que nos queda, podamos tomar esos temas y difundirlos, y el arte tiene esa visión, y el teatro también. El teatro quizás, no tenga la fuerza suficiente para llevar a la sociedad sus propuestas, sus ideas, sus palabras, pero quizás también sea por no decirlas que el teatro se haya alejado, que haya perdido la importancia social.

Cultura en Brasil de Bolsonaro

AF: Lo que pasa es increíble, no se puede traducir en palabras, nunca habíamos pensado en una dimensión tan terrible con el tema de cultura en Brasil.

Lo primero que se hizo fue eliminar el ministerio de cultura, cuando hubo el golpe contra Dilma, toda la gente se movilizó y fue un movimiento muy lindo, con muchas cosas, que finalmente tuvieron que retroceder y el ministerio siguió. Pero hay antecedentes, desde antes que la derecha empieza a criminalizar a los artistas, la cultura y el arte. Diciendo que los artistas no trabajan, que todos viven de plata pública, esa criminalización ha sido en los últimos años enorme y terrible, fue la base, el cimiento para que finalmente todo lo que se hizo después se pudiera hacer. En la dictadura, educación y cultura estaban en un mismo ministerio, luego se crea el ministerio de cultura. Ahora con Bolsonaro se elimina el ministerio y no volvió a juntar a un ministerio de educación, sino primero a un ministerio nuevo que se llama algo asi como ministerio de ciudadanía, un nombre variado con muchos títulos para que quepa todo luego se hizo un golpe mas, se saco la secretaría de cultura del ministerio de la ciudadanía, y lo pusieron en el ministerio de turismo, osea la cultura ahora es nada más que un pedacito del turismo, la cultura como un adorno.

Otra vez los artistas salimos a protestar, pero lo peor todavía es que hay un tipo, que es un director de teatro, fue un director de izquierda, que empezó como un joven dramaturgo de los años noventa, cuando surge una nueva generación de dramaturgos, él era de Río y era uno de los líderes, después se fue a vivir a San Pablo, y allí se hizo todavía más conocido, la prensa, la crítica, lo recibió muy bien, él se veía como un tipo de izquierda, quizás no sería un militante, pero de izquierda [1]. Hizo por ejemplo una adaptación de una novela de Chico Buarque, y no fue hace mucho tiempo. Bueno, el año pasado, año de elecciones, sorpresivamente en sus redes, empezó a defender a Bolsonaro y la gente no lo podía creer, empezó a decir las cosas más espantosas que alguien puede decir. Después cuando sale electo Bolsonaro, él empezó a hacer cosas peores, a hablar en contra del teatro, que el teatro era un núcleo de comunistas, etc. Finalmente dijo que tenía que cerrar su sala, porque la gente dejaba de frecuentar, y que la gente no iba por los comunistas. Finalmente Bolsonaro lo llama y lo pone en un puesto en una fundación de arte y cultura que hay en Brasil que se llama FUNDECEM que es un órgano del antiguo ministerio de cultura y lo puso como director del sector de teatro. Horrible. Finalmente el hizo un discurso donde dijo que iba a crear una compañía nacional pública con financiación pública, compañía nacional de artistas conservadores, mira a donde llegamos, una compañía que buscaba el verdadero arte teatral que no tenía nada que ver con el comunismo, y que iba a montar los clásicos contemporáneos conservadores, entonces puso avisos invitando a actores, actrices y directores de derecha para hacer la compañía. Bueno ha sido criticado por todos nosotros, nadie lo llamó, finalmente hay una actriz, Fernanda Montenegro que tiene 90 años y es quizás la gran dama del teatro brasileño, es una actriz muy respetada, muy querida, muy importante, nadie nunca la acusó de nada, pero él dice que ella es una bruja, que era una canalla, eso atrajo en contra de él incluso a la derecha, hasta la prensa conservadora, porque Fernanda está más allá del bien y del mal, entonces tuvo en contra todo lo que se puede tener.

¿Qué hizo Bolsonaro? Llevó a la cultura para el ministerio de turismo, y lo nombró a ese tipo secretario de cultura. Luego de hacerlo Bolsonaro dijo enseguida, bueno creo que los artistas van a estar muy satisfechos porque es un artista. Nada más que yo agregue puede describir la suprema agresión a la cultura. Por ahí te puedes imaginar todo lo demás, qué hizo en contra de todo.

Como y porqué surge “Proyecto Galeano”

AF: Yo siempre he dicho, que queríamos buscar hablar en esa ocasión de los 70 años del Galpón, de que 70 años le tocaron vivir al galpón y que paralelismo de la historia misma de américa tuvo su historia. Que vivimos y cómo podemos pensar, en que esa memoria sirve en un momento de una coyuntura tan dura, tan difícil, tan terrible. Por ahí llegamos a Galeano, claro, porque Galeano también tiene, la edad del Galpón porque Galeano fue un uruguayo, y de ahí, viajó y vio y pensó sobre el hombre, los temas humanos, la mujer, el poder, las opresiones, todo eso que sabemos. Entonces en un momento llegamos a Galeano, y lo que es terrible, es que en ese momento, cuando intento hablar del porqué llegamos, vemos algo muy especial, quizás yo siento que hable de eso para los periodistas antes del estreno, desde un momento en que unas tantas cosas habían pasado, pero unas tantas otras todavía no, como lo que pasó en Chile, lo que pasa ahora en Bolivia, bueno, de Brasil se agrego algo de la actualidad de la prisión injusta de Lula, es ahora distinto hablar porque llegamos y porque en aquel momento, veíamos cosas que pasaban pero preveiamos cosas que podían pasar. La obra termina en un parlamento donde se dice que en la historia, la tragedia se repite como farsa, y para nosotros el peligro es que la tragedia se repite como tragedia, eso es la última cosa que se dice en la obra, y si eso era algo que podía decirse que era un peligro que se repita la tragedia, ahora podría decirse que se esté repitiendo como tragedia. Por ejemplo, era impensable lo que pasa en Bolivia, Bolivia era el ejemplo más claro de una victoria, un sistema que puede enfrentarse al sistema de dominación del mundo, mostrando que además de estar del lado de los pobres de las civilizaciones originarias, de una igualdad social entre todos, al mismo tiempo tener también desarrollo económico, como mostró también Lula, y no se lo perdonaron, no se podía creer que lo que había pasado ahora en el momento de triunfo de Evo.

El anacronismo general de la obra, de hacer todo desde el punto de vista del hoy, son todos como hoy son los presidentes, empresarios,directores, grandes ejecutivos. Desde el principio al final es la historia del desarrollo de la dominación, la historia sangrienta, sucia, asesina y piadosa del capital y del capitalismo. Así llegamos a esos que hoy venden como ideal de la civilización la meritocracia, que si ganan los ricos toda la población también gana, acá por ejemplo los bancos más grandes de Brasil, después de años haciendo campaña para acabar con los gobiernos de izquierda, diciendo que lo importante era la privatización, que las empresas y los empresarios iban a dar más trabajo, bueno, ahora que llegaron donde querían, empiezan a cerrar agencias y despedir empleados, todo al revés, no aumentan los empleos, los disminuyen, lograron implementar una ley de aumentar el tiempo de trabajo diario de un empleado de banco de 6 para 8 horas.

Frente a todo eso nos gustaba contar, cómo llegamos acá, llegamos así, pasando por los conquistadores, los esclavistas, los dictadores, hasta hoy donde estamos. Nunca tuve un espectáculo que se mostrara tan actual. Nuestra visión es desde el hoy hacia al pasado para que pensemos el futuro, para que sepamos que el futuro, que si no hacemos nada, va a ser el desarrollo de esa misma historia.

Entonces, esa es una razón, ver lo que está pasando ahora no significa que cuando la hicimos tuvimos visión mística, una oración de un profeta, pero sí, que queríamos hablar de una coyuntura que daba pasos largos, para llegar a un punto, donde era necesario tener presente esa historia para que no se repitiera, y lo que pasa es que nos sorprende que llegue tan rápidamente a los objetivos previstos que tenian nuestros dominadores, que lleguen tan próximos.

Hay que razonar y pensar en el significado de lo que pasa, me acuerdo cuando en los años 80 se hablaba del fin de la historia, cuando la caída del muro de Berlín, con el fin de la Unión Soviética, y que eso no era verdad y no pasó como ellos querían, eso no fue un fin de la historia, pero para ellos tiene que ser así. Entonces, es como un fin de la historia buscado a la fuerza, estuvieron los militares, las dictaduras, la justicia usada de un modo parcial y los medios hoy para ganar y derrotar, y ahora se suma una ignorancia, que siempre se sumo, por eso son contracultura, por eso queman libros, acá por ejemplo, censuran al teatro, y deshacen el ministerio de cultura, pero ahora ven que tiene organización social detrás de las iglesias fundamentalistas, se ve por ejemplo en Bolivia ahora, como vivimos en Brasil, con eso se suman para tener mayoría.

Los medios de comunicación, los dirigentes de la derecha neoliberal no paran de defenestrar los contenidos de nuestras murgas, de menospreciar a los artistas por expresar sus opiniones políticas. El enojo con el arte, con la expresión colectiva, es la disputa en el terreno de la subjetividad, es la disputa en el relato y la memoria colectiva. En tiempos donde este terreno es tan frágil, es tarea trabajar en nuestro teatro en nuestro colectivo de compañeros de creación, en nuestros contenidos, en buscar algún punto, algún detalle, que nos haga recordar el comienzo, el lugar donde posiblemente comenzó todo, y así, transformar nuestros escenarios en lugares de batalla, de insurrección, el encuentro del hombre y la mujer consigo mismo/a, un pacto sincero, honesto, y probablemente bastante incómodo

*Julieta Zidan es estudiante de actuación en la EMAD, estudiante de abogacía en la UdelaR, Técnica en Gestión Cultural egresada del Claeh, productora, actriz y militante política.

Nota:

[1] Haciendo referencia a Roberto Alvim, secretario que fue separado del cargo por citar a Goebbels en un discurso.

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