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Sabrina Speranza*

Rajando el silencio


Ilustración: Natalia Comesaña

Futuro, no muy lejano. Ciudad. Noche. Calles enteramente vigiladas, cámaras en cada esquina, policías en cada cuadra, militares en cada nueva frontera divisoria, civiles armados vigilan por turnos detrás de sus persianas. Vigilancia votada.

Se escucha a lo lejos un grito de mujer, las calles están desiertas, nadie sale, el control es absoluto.

Se repite el grito.

Silencio. Eterno silencio hasta la salida del sol.

Ómnibus, se escucha la radio. En paralelo sonidos de frenadas, aire del abrir y cerrar puertas, voces lejanas. Una joven está sentada con auriculares.

Voz radio 1: - […] Cielo despejado, una jornada tranquila, clima ideal, la temperatura de hoy ascenderá a los 21°. Seguimos ahora con las principales noticias.

Voz radio 2: - ¿Qué repercusiones tuvo la conferencia de prensa realizada en la tarde de ayer en el Ministerio del Interior?

Voz radio 3: - “Los números son sumamente alentadores, entendemos que el aumento de la población carcelaria es un signo del mensaje firme que está dando el gobierno, no se podía dejar indefensos a los trabajadores que salen a buscar el sustento para sus familias”, afirmó el vocero del Ministerio. Y concluyó que “no se dejarán delincuentes en libertad solo por ahorrar en la construcción de módulos”.

Voz radio 2: - ¿Se maneja la esperanza de detenerlos a todos?

Voz radio 1: - Sin lugar a ninguna duda, la esperanza es el motor de impulso del gobierno.

Voz radio 2: - ¿Cómo fue recibida la noticia de no emitir más tobilleras electrónicas en los casos de violencia basada en género?

Voz radio 3: - El vocero explicó que las ya emitidas han sido cuidadas con la diligencia de un buen padre de familia, por lo que pueden ser devueltas y de alguna manera reciclarlas. Los casos se redujeron considerablemente, las mujeres han comprendido también su lugar primordial en la crianza y el hogar, esto ha sido crucial para disminuir gran parte de la violencia.

Se escucha un pitido ensordecedor, la joven se saca los auriculares. Camina al borde del escenario ómnibus, mira para bajar, se pone lentes de sol y un pañuelo le envuelve la cabeza. Con un look muy años 50 del siglo XX. Se baja del ómnibus.

Comienza a caminar en las calles formadas por las filas de espectadores. Se escucha un sonido casi imperceptible, como un secreto contado de muy lejos. Ruido de persiana que se levanta. Silencio.

Aparece una chica en el escenario, usa lentes de sol que le cubren casi toda la cara, pañuelo en la cabeza, hace un graffitti del signo de la mujer, se escuchan muchos pasos a un mismo compás. Sale corriendo.

Se ilumina una proyección en el escenario, aparecen fotos. Las imágenes pasan como si fueran diapositivas: paredes donde se había pintado la esvástica tapada por el signo de la mujer, lugares emblemáticos grafiteados. Fotos ahora de diferentes personas, parecen todas mujeres, también llevan lentes de sol y un pañuelo les envuelve la cabeza. Aparecen en la feria, en una cola de cine, en una parada de ómnibus, etc, etc, etc.

Siguen pasando las diapositivas, se escuchan dos voces masculinas desde la última fila de las butacas.

- Nos están tomando el pelo, nos pasan por encima. Se hacen las pelotudas con las pelucas y los pañuelos, ¡las muy conchudas!

- Sr. ya le solicité que nos permita tomar medidas en serio, no podemos seguir con blandezas… si me permite la prohibición de colores fue una acción totalmente ilusa…eso no las va a detener.

- La última medida que les dejé tomar, fue un papelón que le costó al Ministerio varias redadas y hasta simulacros para lograr subsanar las repercusiones.

- Ya le dije que si nos permitiera…

- ¡Y yo le dije que eso no lo podemos hacer!, ¿o no entiende las consecuencias que puede traer? Todavía no sabemos cómo operan, ni cuántas son. (Silencio tenso).

- Si somos radicales, no importa la cantidad

- ¿Pero qué carajo no entiende?

- Parece que les tuviéramos miedo

- Estas conchudas mugrientas le lavaron la cabeza a media ciudad y el costo de un error puede ser alto. Mi rol es que el gobierno no lo sufra, y el suyo es obedecerme.

Se escucha nuevamente el susurro, parecen murmullos, provienen de diferentes lugares, casi inaudibles. Oscurece.

Oscurece toda la sala.

Grito de mujer.

Grito de mujer, proviene de otro lugar. Sonido de persiana levantándose. Silencio

Luz. Parada de ómnibus. Una persona en mameluco está limpiando los restos de lo que podría ser un graffitti feminista.

Otras esperan.

A- ¿Escuchas?

B- ¿Qué cosa?

A- ¿No escuchas?

B- No sé de qué me hablas

A- Como un zumbido

B- …

A- Como abejas, polillas…un murmullo

B- …

Apagón en ese sector del escenario. Luz en otro. Es una fila, puede ser en cualquier lugar.

C- (mira para todos lados, se rasca los oídos)

D- (Mira a C)

C - Disculpe, ¿Escucha eso?

D - ¿Qué cosa?

C - Como un zumbido, un murmullo

D - …

C - (Ahh me va a enloquecer

Apagón en ese sector del escenario. Luz en otro. Ómnibus. Radio encendida.

- Varios mensajes de la audiencia hacen referencia a algunos sonidos de interferencia que estamos intentando resolver, les pedimos las disculpas del caso. Mientras tanto, vamos con las principales noticias de la jornada.

El mismo murmullo sale ahora de la radio, cada vez es más fuerte.

- Les pedimos nuevamente disculpas, nos avisan que no se logró escuchar nada en referencia a los principales titulares, según nos informan esto se está replicando en todas las transmisiones. (Ya se dio parte al Ministerio del Interior)

Personas que viajan reaccionan de manera diferente al murmullo. Algunas, están confiadas, una luz de esperanza ilumina sutilmente su rostro, parecen casi sonreír. Apagón.

Se enciende la pantalla, muestra un mapa con focos marcados en diferentes puntos, los focos van aumentando de cantidad.

Las mismas voces masculinas desde la última fila de butacas.

- La puta que las parió, estoy seguro que son ellas

- Pero Señor, tenemos todo bajo control, no se han registrado movimientos, hemos intentado detener mujeres con ese atuendo, pero habría que llevar presa a toda la ciudad…(irónico) como no se quiere levantar la alarma, estamos con las manos atadas.

- Las denuncias por los sonidos de interferencia van en aumento

- Señor, déjeme actuar antes que sea demasiado tarde

Empiezan a escucharse los murmullos, esta vez vienen de diferentes partes de la sala, de las butacas, de los pasillos, de la puerta de entrada. Cada vez se escuchan más fuerte.

Apagón. Es de noche. Silencio absoluto.

Grito de mujer. Otro grito de mujer. Y otro, y otro. De a poco se deja entrever que no son gritos de horror, sino llamados, reclamos, gritos de guerra, cacerolazos hechos carne.

Luz tenue, empieza a amanecer y el último grito parece una palabra de orden. Los murmullos entonces empiezan a ser más audibles. Vienen de todas partes, se van levantando de la platea los cuerpos de esas voces.

Se escucha de fondo la voz de la radio

- Una ola humana de dimensiones nunca antes vista, se levanta en diferentes puntos de la ciudad

- Se van sumando personas, avanzan por las principales avenidas. Estamos enviando corresponsales.

Grito de mujer como palabra de orden. Otro grito. Y otro. El murmullo ahora se escucha fuerte. Comprensible. De fondo muy tenue pareciera sentirse el sonido del mar:

No callaremos más nuestras voces silenciadas

No danzaremos el ritmo de las violencias que cortaron nuestra carne

Es nuestro tiempo

El de todos los tiempos negados

Abran paso a la marea que avanza

No quedará ni un pilar de la hegemonía del pasado

Destruiremos todo

Para sembrar lo nuevo

Es nuestro tiempo

El de todos los seres negados

Es nuestro tiempo

* Sabrina Speranza es Mag. en Ciencias Humanas/Teoría e Historia del Teatro, docente y actriz. Se ha dedicado a la práctica e investigación en expresiones de teatro político. Actualmente es docente de la EMAD.

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