Foto: Brigada José Artigas.
Hemisferio Izquierdo: A 50 años de la Ley de Vivienda y 10 años de la Ley de Ordenamiento Territorial, nos propusimos reflexionar sobre la cuestión de la vivienda y el derecho a la ciudad. ¿Cómo describirías la situación de la vivienda en el Uruguay de hoy?
Brigada José Artigas: Como desde hace ya varios años, entendemos que continuamos en una emergencia habitacional a nivel nacional. Sabemos que hay miles y miles de familias sin vivienda, algunos pagando alquileres altísimos marcados por la especulación inmobiliaria y grandes propietarios que viven del mal estar del pueblo.
Nosotros nos iniciamos en esta changa, cuando en un momento se escuchaba una gran propuesta de redención de la pobreza, que implicaba meter hombro y manos para hacer casas para todos los pobres. A este planteo le faltó recursos y voluntad política, pero nosotros seguimos confiando de que el pueblo de forma organizada podrá conseguirlo.
Siguen migrando nuestros compatriotas del campo a la ciudad, y de la ciudad a la capital, y del centro a la periferia, que tiene que ver claramente con un modelo hegemónico, concentrador y extranjerizante, lo podemos ver en la caída de los productores familiares en los últimos años y en el crecimiento del monocultivo y la mayor concentración de la tierra en pocas manos.
Existe un problema estructural que hay que enfrentar más allá del marco normativo de la vivienda. De hecho, a pesar del supuesto crecimiento económico en estas últimas décadas, poco hemos visto nosotros los pobres, y aun se continúan agudizando y profundizando los problemas estructurales, que determina que la periferia sea nuestro lugar, y la rambla sea de los ricos. Esto también es lo que termina definiendo incluso, un sinfín de planes para pobres, como también muchas caracterizaciones poco felices.
El problema estructural es la concentración de la riqueza a través de la explotación de los trabajadores. En el entendido de que somos los trabajadores los verdaderos dueños y creadores de la ciudad.
Somos los supuestos vulnerables, excluidos y marginados, que nos destierran a la periferia de la ciudad en las peores condiciones. Siendo que realmente son ellos, los ricos, los verdaderamente vulnerables, que ni siquiera pueden moldear sus casas con sus manos y precisan de nuestro trabajo. Esta cuestión es histórica y estructural en el mundo capitalista. Los que hoy somos llamados pobres, excluidos, marginados, no somos más que el resultado histórico del robo constante de los ricos dominantes(1).
Por tal motivo, no se extraña que con el correr del tiempo nos encontremos parados acá. Si recordamos lo que decía F. Engels(2) en el escrito publicado para una revista de la época: “Una sociedad no puede existir sin crisis de vivienda cuando la gran masa de los trabajadores dispone exclusivamente sólo de su salario, es decir, de la suma de medios indispensables para su reproducción (...). En una sociedad así, la crisis de vivienda no es una casualidad, es una institución necesaria”. Dejando claro que el problema es estructural al propio sistema de acumulación y reproducción capitalista.
Al problema de la vivienda que mencionaba Engels hay que sumarle el problema del acceso a la ciudad, a los servicios básicos de infraestructura en las ciudades, saneamiento, agua, electricidad, calles, espacios públicos, centros educativos, transporte, etc. A nuestro entender, uno de los principales aspectos de este problema nace con la tenencia de suelo urbano, una mercancía que es en sí, una fuente de riqueza. Acompañado por gobiernos que no intervinieron para evitar las desigualdades urbanas, o que si intervinieron, pero que solo lo hicieron en pos de mejorar los beneficios de los grandes empresarios y especuladores, tirando a los pobres bien lejos de los lugares privilegiados de las ciudades(3).
Hemisferio Izquierdo: ¿Cuáles son las perspectivas y estrategias como organización? ¿Qué tareas y desafíos se plantean?
Brigada José Artigas: Lo primero que tenemos que comprender es que el problema no es la pobreza, es la riqueza. El problema de la vivienda no es un problema aislado de la ciudad y su modo de producción.
Muchas veces se plantea la solución del tema como si colocando un techito en algún sitio cualquiera ya está. Tenemos que desestructurar el pensamiento hegemónico, ponerlo en contradicción con la realidad y lo que verdaderamente pasa. Debemos comenzar a cuestionar y desnaturalizar el discurso dominante. Hay que combatir a la riqueza y no a la pobreza.
En la carta de principios de la Brigada, estrategia y táctica para nuestra organización (2015), nos pronunciamos al respecto y fundamentamos nuestra idea. Por un lado, hemos visto cómo al descabezamiento del movimiento popular a través de la incorporación y desplazamiento de la mayor parte de la dirigencia hacia las posiciones del Estado capitalista (los gobiernos progresistas), ha correspondido una contraofensiva neoconservadora y reaccionaria a nivel de toda la sociedad. Esto ha contribuido a la desestructuración de los movimientos sociales organizados e impactan directamente en los barrios.
Esto es evidenciado por el proceso de renovación de los sectores de derecha y sus acciones más reaccionarias en cuanto a los problemas de seguridad, así como al fuerte repliegue defensivo de las organizaciones del pueblo. Sin embargo, la hegemonía progresista se sostiene en el marasmo y la paralización política de las expresiones partidarias de la oligarquía.
Por otro lado, la urgencia y emergencia del problema ha contribuido al ocultamiento de los problemas históricos por las tareas inmediatas, con lo que no solo se disipan las posibilidades de concreción de las tareas históricas, sino que se ponen en peligro la concreción de las tareas inmediatas.
La clave para nuestra organización es construir organización popular en cada barrio, para enfrentar las diferentes situaciones adversas. Para ello tenemos que estar claros que “nada podemos esperar sino de nosotros mismos”, parafraseando a José Artigas. Está también claro que la tarea no será fácil, pero el camino debe ser trazado sobre este eje de ruta. La organización popular es la única forma que entendemos puede construir poder popular, en el sentido de libertad y poder que conlleva tomar nuestras propias decisiones.
Asociado a esto, definimos al trabajo voluntario como herramienta fundamental para nuestra organización en el trabajo de transformación y acción directa en los barrios. Pero el trabajo voluntario entendido desde su condición de clase. En este sentido y considerando lo anterior, nuestro trabajo voluntario no pretende dar oportunidades o ser caritativo, sino organizar y trabajar en todo lo que esté a su alcance para la redención del cúmulo de injusticias cometidas históricamente contra nuestro pueblo, así como iniciar un proceso de acumulación histórica para la solución definitiva de la injusticia y de sus causales.
Solo los trabajadores pueden practicar solidaridad y trabajo voluntario en el sentido real. Ya que son ellos los que crean riquezas y no se apropian de las riquezas ajenas, siendo los más desfavorecidos en el proceso de enajenación. Los ricos, al fundar su riqueza en la expoliación del tiempo, la fuerza y los conocimientos ajenos, en el mejor de los casos devuelven parte de lo robado.
Hemos hecho trabajo voluntario y lo seguiremos haciendo, sabiendo que nuestra acción en el capitalismo solo puede mitigar las secuelas más tremendas y agudas de las derrotas acumuladas a lo largo de nuestra historia. Al mismo tiempo que en otros rincones y acá mismo se continúan produciendo derrotas e injusticias contra el pueblo. Incluso podemos terminar por estar aportando a la acumulación de los enajenadores extranjeros y nativos, ya que el trabajo voluntario en el capitalismo, amplia la riqueza como producto social privatizado, que sin un proyecto distinto al sistema, raya en la conducta de carnero(4).
Hemisferio Izquierdo: ¿Qué temas deberían formar parte de un programa de pensamiento estratégico para transformar los problemas de la vivienda a favor de las clases populares?
Brigada José Artigas: Como mencionamos anteriormente, la tenencia de la tierra es un aspecto principal en el problema de la vivienda. Por otro lado, el trabajo de las organizaciones populares es trascendental para dar pelea contra los grandes enemigos, con intención no solo de resistencia, sino también de ir prefigurando nuestros propios pasos a la nueva sociedad.
D. Harvey (2016) plantea que el derecho a la ciudad es mucho más amplio que la libertad individual de acceder a los recursos urbanos, se trata del derecho de cambiarnos a nosotros mismos cambiando a la ciudad. Es además, un derecho común antes que individual, ya que esta transformación depende inevitablemente del ejercicio de un poder colectivo para remodelar los procesos de urbanización.
Podemos preguntarnos en tal sentido, que tanto derecho tenemos los trabajadores cuando existen zonas prohibitivas para nosotros. ¿Quiénes fueron los que llevaron las infraestructuras públicas hacia ahí? ¿Será que los ricos pagaron las calles, el saneamiento, el abastecimiento de agua potable, el abastecimiento de electricidad? ¿O será que fue pagado entre el conjunto de la sociedad?
Somos Artiguistas y entendemos que debemos discutir la tenencia de la tierra, tanto urbana como rural. Que se defina como propiedad social al suelo, porque el sistema de derecho de la propiedad actual valida la mercantilización y herencia patrimonial, lo que es irracional e injusto, permitiendo concentrar en pocas manos gran parte del mismo. Ejemplo de esto es lo que pasa en el campo, cuando aparecen grandes trasnacionales vinculadas al monocultivo y al modelo productivo imperante concentrador y extranjerizante, exterminando al peón rural, pequeños productores familiares y cierto sector burgués nacional que vive de este.
En este sentido entendemos negativo la forma de construir y actuar desde el Estado sobre el tema. Actualmente se continúa con los realojos de barrios enteros en propiedades públicas o privadas, con la excusa de mejorar la situación. Cuando en realidad nos tiran en lugares carentes de servicios e infraestructura. Desestructurando a nuestras familias, separándonos de nuestro lugar de trabajo y redes sociales, de todo aquello a lo que hicimos nuestro y cotidiano. Sin explorar ni consultar por otra alternativa posible, cuando se sabe que gran parte de la ciudad y el centro de la misma se encuentra vacía o abandonada debido a la especulación inmobiliaria.
Sino luchamos contra esto, seguiremos profundizando el despojo de las clases populares en la ciudad. Proponemos comenzar a pensar el problema y dar soluciones de abajo a arriba, y no al revés. El Estado y la academia deben estar al servicio del pueblo. Los planteos y las soluciones propuestos hasta ahora no han hecho más que agravar el problema, sin mover un ápice el modelo imperante.
La cartera de tierra del Estado se encuentra mayormente en la periferia y hasta ahora no se ha tocado a los grandes especuladores urbanos que se enriquecen sentados mirándola pasar. Aunque las leyes han avanzado sobre el tema, seguimos sumisos a los intereses del capital sin ponerle freno al burro. Si abandonamos esta lucha, solo nos queda dejar que nos sigan despojando de la ciudad y avalar el robo y la estafa inmobiliaria, además de resignar nuestro derecho colectivo.
Hemisferio Izquierdo: ¿Qué otras necesidades y derechos plantea vuestra organización más allá de la vivienda? ¿algunos de ellos se vinculan a la idea derecho a la ciudad o lo trascienden?
Brigada José Artigas: Para comenzar, nuestra organización, no es únicamente una organización que luche por la vivienda, sino que nace de este problema concreto, que es parte de los efectos del capitalismo. Nosotros entendemos que la lucha aislada por la vivienda no logra trascender los límites que impone el sistema. También, entendemos a la lucha por el poder popular como una lucha de carácter estratégico, que puede prefigurar la nueva sociedad socialista.
La lucha por el socialismo mediante la construcción de organización de base popular fuerte, independiente, democrática, con capacidad de control territorial real y simultáneamente la producción y reproducción de relaciones sociales no mercantilizadas, no capitalistas, socialistas.
Concebimos que es necesario para ello la construcción de alianzas palpables en el seno del campo popular, alianza de carácter táctico, como para poner en jaque algunos aspectos más duros del imperialismo. Como por ejemplo, cuando nos marcan los productos de nuestra canasta alimenticia. También es estratégico la alianza con el conjunto de trabajadores, pequeños productores familiares, cuentapropistas y el sector nacional burgués productivo que va quedando. Entendemos necesaria esta alianza ya que sin ella no podremos combatir al capitalista extranjero, que hoy impone condiciones de muy largo alcance, hipotecando nuestras riquezas por décadas. Ni mucho menos hablar de soberanía y socialismo.
En este tiempo hemos intentado no solo debatir sino hacer, construir en función de la práctica como elemento fundamental. Hemos construido conceptos y líneas de trabajo como la gestión popular, que podemos decir que nace a partir de nuestra experiencia en la “Bloquera Popular”. En el entendido de que el emprendimiento no solo lo gestionan los compañeros asalariados, sino que también lo gestionan y usufructúan compañeros de los barrios y de la misma organización.
En este caso la plusvalía obtenida de los compañeros asalariado se dispone al desarrollo de la base popular. Le podemos llamar plusvalía socialista, porque se destina a obras con trabajo voluntario, con la cual se compran materiales para las jornadas de bloques solidarios, los que son usados para casos de emergencia, definido por vecinos y brigadistas.
También en cuanto a la alianza, hemos construido el “Mercado Popular de Subsistencia”, como contracara de las grandes superficies supermercadistas, que tienen características de oligopolio y oligopsonio en el control de los alimentos y otras mercancías. Asociándonos entre organizaciones sociales, cooperativas, trabajadores, empresas y productores familiares, podemos sacar de lado a los distribuidores y comprar directo a los productores nacionales de la patria grande.
Por otro lado, entendemos necesarias nuevas herramientas que surjan del poder del pueblo, para politizar y resolver problemas inmediatos y estratégicos. El pueblo es capaz de organizarse ante las más grandes injusticias y los abusos de los más poderosos. Es necesario seguir construyendo herramientas de base popular, con trabajo voluntario, de carácter solidario y combativo, capaz de transgredir las pautas sistémicas y dominantes.
Hemisferio Izquierdo: ¿En que puede aportar la lucha por la vivienda y la ciudad a construir una sociedad pos-capitalista?
Brigada José Artigas: Creemos fundamental en la lucha por la tierra, tanto para vivir como para trabajar. Entendemos que confluyen acá algunos dilemas que el capitalismo no va a poder resolver, al igual que otros problemas propios del capitalismo, por lo tanto, la lucha tendrá que ser simultánea. La lucha por la tierra particularmente es una de las más inmediatas, que tiene que ver con la condición del derecho a la propiedad y el modelo económico del país, concentrador y aperturista. Cuanto más trabajadores emigren del campo a la ciudad, más concentrado y extranjero será el suelo, y el problema de la ciudad va a ser cada vez mayor.
La lucha por la vivienda y la ciudad debe promover la construcción de valores colectivos, y la construcción de comunidad siempre y cuando se pretenda resolver el problema. Sin duda, la ciudad y la vivienda debe de ir siendo en algún sentido el espejo de lo que queremos, por eso entendemos que no podemos solucionar el tema de la vivienda y la ciudad sin pelear por la soberanía nacional entendida en el marco de nuestra patria grande. Resolverlo de otra forma implicaría mitigar poco y nada, lo que ha pasado hasta el momento, y los que vamos a seguir siendo despojados seremos los pobres.
Es una lucha que atenta directamente al capital, como también a los que se benefician de la especulación inmobiliaria, y se transversaliza tanto en el campo como en la ciudad. Es ahí donde debemos trabajar, en el tipo de propiedad que queremos, nosotros como mencionamos anteriormente luchamos por la propiedad social.
Por otro lado, no solo basta criticar y discutir, también hay que hacer. Hace falta organizarse de forma menos convencional y más creativa, tratando de confluir los aspectos tácticos de la lucha por el poder y la construcción de poder popular. Converger en espacios cada vez más parecidos a los que queremos, donde podamos construir el tipo de educación que queremos, como el de la vivienda, el del trabajo, la producción, y la relación de poder que esto implica. En tal sentido, resulta significativo para nosotros el trabajo en la línea de educación popular, mediante la cual podamos tomar conciencia de nuestra condición para transformarla.
Sin duda, nosotros no hablamos de una sociedad post-capitalista, porque podría implicar cualquier otra, incluso peores, sino que directamente entendemos necesaria una sociedad socialista, con valores que pongan por encima al ser humano, con una forma nueva de producir, colectiva o individual, pero aportando a todos en igualdad de condiciones.
Notas
1. Citado de Cartilla de Principios de la Brigada José Artigas (2015). En la BJA como expresión del Pueblo.
2. Extracto de Contribución al problema de la vivienda. Escrito por F. Engels, de mayo 1872 a enero de 1873. Publicado por vez primera en el periódico Volkstaat.
3. Citado en La Torta Frita, Nº 4, 2017. Ciudad para todos o para nadie. Montevideo.
4. De Carta de Principios de la Brigada José Artigas. La Brigada como Manifestación del Pueblo. El trabajo voluntario y su carácter de clase.
Referencias
BJA (2015). Cartilla de Principios. Estrategia y Táctica. Brigada José Artigas de trabajo voluntario. Uruguay, Montevideo.
BJA (2017). Ciudad para todos o para nadie. La Torta Frita, Nº 4. 2da Época. Brigada José Artigas de trabajo voluntario. Uruguay, Montevideo.
Engels, F. (1873). Contribución al problema de la vivienda. Archivo Chile. Historia político social. Movimiento Popular. Disponible en sitio web http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/engelsf/engelsde00018.pdf
Harvey, D. (2012). Ciudades rebeldes. Del derecho de la ciudad a la revoluci6n urbana. España, Madrid