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Ezequiel Fascioli Sosa*

“1er. Encuentro Regional de Artistas Populares por la Tierra y los Bienes Comunes”. Diálogos sobre y


Diseño y logo: Joaquin Fascioli

Piezas del rompecabezas

El debate acerca de la función social del artista y los bienes comunes se hace imprescindible en Uruguay, la Región y el mundo entero. Más que nunca, cuando es fragrante la mercantilización de la naturaleza y de gran parte de las esferas de la vida. Cuando el capital continúa arrollando los territorios rurales, haciendo crecer por las márgenes a pueblos y ciudades que no ofrecen adecuadas condiciones al inmigrante interno. Poblaciones desplazadas en un proceso continuo llevado adelante a distintas velocidades e intensidades. Vaciando campos y montes, transformando a comunidades relativamente autosustentables en inquilinos, ocupantes precarios y cautivos consumidores de miles de productos que se ofrecen en las ciudades, la mayoría de ellos inútiles, lejanos a las constatadas necesidades sociales.

Un cementerio de sueños, oficios en desuso, saberes, relaciones y formas que adoptó nuestra identidad en al menos dos siglos, aparecen como cola de trilla en esta maquinaria infernal, tecnocrática y neoliberal. Filósofos como Iván Illich y Michael Löwy (entre tantos/as otros/as intelectuales), miles de criollos orientales, afrodescendientes, movimientos campesinos, pueblos indígenas y naciones hoy no reconocidas por los estados nación, alertan y denuncian la grave crisis ecológica y civilizatoria en la nos encontramos, producto de la civilización capitalista industrial moderna. La noción de bienes comunes resulta novedosa para el campo popular en la sociedad de la escasez ante el injusto reparto de la riqueza. Hoy gran parte de la superficie de la tierra está en manos de una élite que debería ser removida inmediatamente de su statu quo porque en base a los privilegios y el poder que otorga la propiedad privada, está agotando impunemente el planeta. En este marco, cuando está en riesgo la vida misma de la especie humana y ya han desaparecido miles de especies como resultado del avance de las relaciones capitalistas, lo privado es enemigo de lo común y de lo público.

Con referencias básicas, cualquiera puede entender la idea de acumulación por despojo de la que habla David Harvey, y ¿es ahora “Las venas abiertas de América Latina” escritas por Eduardo Galeano, otro fetiche de la sociedad de consumo? Queda poco para el pueblo: escaso trabajo (que en la región es cada vez más precario, miseria, relaciones de mayor competencia entre pares, violencia en todas sus formas y la continuación de la coordinación mediática para desviar la atención, desunir los pueblos y criminalizar la juventud y las luchas sociales emancipadoras. La caída de los gobiernos progresistas (que no tocaron la raíz de los problemas nacionales) acompaña la escena mientras resurge la derecha descarnada. Más allá de toda política pública de inspiración social o contra-revolucionaria, de mejor desempeño de 2 o 3 indicadores con los que las organizaciones internacionales del capital miden nuestro desarrollo y su pobreza, los ricos son más ricos y los son pobres más pobres. Más allá de la materialidad de cualquier gobierno progresista, la cultura e identidad del poder popular, de la autonomía y la auto-organización no se expresaron de forma clara. No fueron practicadas, ni enseñadas, ni facilitadas: lo poco que quiso emerger fue a conciencia negado, aislado y hasta combatido de diversas formas. Por tanto se cierra en la región un ciclo histórico más del cual se aprenderá, si hay estudiantes despiertos, maestros comprometidos, memoria y lucha social. Conocidos son los síntomas de la vieja enfermedad que nos aqueja como sociedad aún conservadora de los fundamentos, estructuras y estéticas coloniales garantizadas por el poder de la cultura, la coerción y la violencia estatal.

Importante debate sobre arte, descolonización y bienes comunes, cuando a pesar de existir un destacado relevo generacional en la escena artística nacional (que tampoco se despliega como pez en las aguas del libre mercado), es difícil encontrar la creación de obras artísticas fundadas a partir de los problemas nacionales, regionales y mundiales de raíz histórica. Que contribuyan a la generación de nuevas formas de mirar, sentir y vivir la realidad de explotación; que muevan los cimientos de .la civilización, que dibujen o canten alternativas a la resignación. Consideramos junto con Hamid Nazabay, que desde tiempos inmemoriales esto representó una de las vetas más fecundas y claras, por ejemplo, del Canto Popular Uruguayo, en el sentido que el citado autor lo acuña. Temas que, aunque muchas veces velados en un marco de confusión generalizada, están ahí golpeando nuestras vistas, nuestros cuerpos y nuestras vidas todos los días, y que incluso se han profundizado. ¿Es menos visible que antes el acaparamiento masivo de tierras por parte de estancieros y empresas trasnacionales, las concesiones a mega-corporaciones mega-contaminantes, el insólito retroceso en materia de Derechos Humanos, la decadencia de la Educación Pública en manos de la burocracia estatal, el endeudamiento externo? Mientras continúa la anestesia social (pseudoartística) de todos los días, de la que Mario Benedetti nos alertaba. Murió Daniel Viglietti: una mentada escritora de la burguesía nacional, de la clase acomodada que ancló su obra en las trasnacionales del libro, lo defenestra ante su deceso y seguimos nomás la correría por el pan de cada día (no quiero pasar por alto la iniciativa de la juntada de firmas para solicitar retirarle la condecoración de ciudadana ilustre de Montevideo a esta escritora. Sin dudas, en la patria chueca cualquier antipatriota con oficio artístico puede ser declarado ilustre ciudadano. En Salto un capataz de estancia azota a un peón: por las redes sociales una nebulosa popular difunde novelescos supuestos que justifican la situación, invisibilizando la violencia patronal en el hecho. Asesinan a un dirigente sindical en Tacuarembó y se funda el Partido Monárquico de Uruguay que publica en su web el siguiente escupitajo antipopular: “Nuestro Partido es un partido político de índole ultra-conservadora, fascista y monárquica que tiene como objetivo establecer una monarquía constitucional en Uruguay, pero una monarquía de índole electiva, cuyo Rey al que llamamos ‘Gran Rey de todos los orientales’ será elegido por un consejo de la Nación, integrado por todos los príncipes uruguayos (religiosos y seculares)”. Surrealista pero real en tanto existe. En verano todos podemos ser revolucionarios/as, pero no más que los “autoconvocados” devenidos en “Un Solo Uruguay”, mitin en movimiento repentino, laxo y policlasista que rápidamente unido a las cámaras empresariales, las gremiales de interés latifundista, corporaciones, agentes de los negocios rurales, comerciantes y destacados voceros de la farándula agropecuaria, mostró su propuesta de derecha conservadora neoliberal. Proclama leída a viva voz, atacando a lo público y poniendo en duda la firmeza de los derechos adquiridos por los trabajadores/as a través de sus organizaciones sindicales. Acto masivo de características inéditas para Uruguay, trasmitido en cadena de radio y televisión, y filmado por novedosos drones. Un despliegue de recursos que no condijo en absoluto con la escena de apremio económico desde la que reclamaban estos burgueses acompañados por las élites aristócratas (que también mostraron su división como lo mostró el campo popular frente al fenómeno).

¿Cambio de época? ¿Síntoma de la derrota político-ideológica con desmemoria como agravante? ¿Efectos del viejo miedo de la sociedad vigilada y del “no te metás”? ¿Nuevos parámetros éticos y estéticos en el arte? ¿está hoy el artista desconectado del problema social, de la injusticia social? ¿o es que no hay mercado para el arte comprometido? Pareciera que hoy el tema la defensa de los bienes comunes (entre otros temas de pertinencia social) nada tiene que ver con el arte. Mucha “canción de apartamento” (este concepto excede el alcance de este artículo, sirviendo aquí como metáfora). Cosas lindas sí, pero uno escucha y finalmente dice: ¿pero este/a en qué mundo vive? Y es que, hasta el propio arte va dejando de ser bien común de nuestras sociedades en la medida que es alterado por las dictadura del dinero y del mercado. La obra artística, digno signo humano de la libre expresión, conocimiento colectivo y emancipación, es ahora mercancía restrictiva a la órbita de lo privado, y peor aún: es muchas veces vehículo de desmemoria, de quietud-anestesia-sublimación de la digna rabia y la indignación social. Valdría indagar entonces con Hebert Read (entre otros tantos), lo qué es arte y lo que no, su significación social y su relación con otras esferas del mundo humano como la política, el trabajo, la conciencia.

Tierra, arte y educación

El mencionado cruce temático fue propuesto por la Cooperativa Tierra Que Anda, quien celebró sus primeros 10 años de trabajo en educación agraria y cooperativa junto a destacados artistas, docentes y referentes de organizaciones sociales. Desde 2007, docentes de esta cooperativa reciben en Cololó, entre 80 y 100 jóvenes por año vinculados a diferentes modalidades del sistema INAU, junto a hijos de asalariados rurales, colonos y productores familiares. Con una concepción integral de la educación, la tarea es la “formación para la vida y el trabajo asociado en el campo” teniendo como eje rector del proceso de aprendizaje, la convivencia en el trabajo práctico con autogestión del espacio educativo y su reflexión.

¿Y el arte dónde y cómo ingresa? A través de diversos talleres de construcción de décimas e improvisación de payadas urbanas y rurales, expresión corporal, teatro, circo, música, danza, plástica, serigrafía, radio y actividades artístico-culturales. Cada taller funciona en sí mismo como la puesta en práctica por parte de las/as estudiantes, del derecho al acceso a la creación artística y el “consumo de bienes culturales”. Pero además posibilita dejar registro e incluso sistematizar a través del hecho artístico, las experiencias de vida de los grupos de jóvenes en el centro y en el campo (ese campo muchas veces contradictorio, alejado y ajeno, lugar de trabajo explotado pero también de experiencias y de sueños). Tamaña tarea dimensionar que es posible ser, por ejemplo, ordeñador/a y cantor/a, bailarín/a y alambrador/a, apicultor/a y pintor/a, escritor/a e inseminador/a, huertero/a y actor/a; todo se va forjando con la perspectiva del trabajo asociado y la cooperación, aprendiendo en grupo.

Esta concepción del arte como fenómeno transversal en la educación, surge además porque la Cooperativa Tierra Que Anda integra en su base social constitutiva y en sus vínculos cercanos, a artistas populares e investigadores de esta rama de actividad. Desde esta realidad, buscando mejorar la labor artística, docente e investigativa generando a la vez las condiciones para el desarrollo de una nueva área de labor colectiva, surge la idea de organizar este “1er. Encuentro Regional de Artistas Populares por la Tierra y los Bienes Comunes”. El novedoso evento se desarrolló entre los días 29 de marzo al 1ro. de abril de 2018 en el Centro de Formación Agraria Cooperativa, ubicado en la Unidad Cooperaria N°1 de Cololó, Colonia INC “Instrucciones del Año XIII” (Ruta 14 km 12.5, a 27,5 km de la ciudad de Mercedes, Soriano, Uruguay).

Reunidos con instrumentos y temas

Se reunieron más de 120 personas entre artistas, practicantes de diferentes disciplinas artísticas, docentes, investigadores, referentes de organizaciones sociales, cooperarios y tierrandenses. Tuvieron representación Chile, Brasil, Argentina, Bolivia, Colombia, México y Uruguay. Los ejes temáticos propuestos fueron el arte, la función social del artista y la descolonización, teniendo como marco el avance del capitalismo como sistema mundo y el estado de situación de los bienes comunes en América Latina. Se compartieron 7 ponencias magistrales que se citan en orden de aparición:

  1. “Bases de la propuesta pedagógica de Tierra Que Anda en el Centro de Formación Agraria Cooperativa”, a cargo de Lucía Fernández, Presidenta de Tierra Que Anda, socia co-fundadora; Psicóloga Social, Educadora Popular, Docente, Médica Tradicional China;

  2. "¿Cómo recuperar la naturaleza de los territorios frente a la naturalización del capital”, a cargo de Ezequiel Fascioli Sosa, Coordinador del Centro de Formación Agraria Cooperativa; Músico y Cantautor Popular, Compositor, Docente, Ingeniero Agrónomo; socio co-fundador de Tierra Que Anda;

  3. “Música e identidad. Algunas reflexiones sobre la creación de canciones”, a cargo de Rubén Olivera, Director del Centro Documental Lauro Ayestarán; Músico Popular, Compositor, Docente;

  4. “Identidad, Memoria y Comunidad Sonora” (Taller Vivencial), a cargo de Celeste Zerpa (Fundadora y Coordinadora General del Instituto Norma Quijano, Docente de Música y Expresión Corporal) y de Diego Juan (Licenciado en Artes Plásticas y Visuales, Músico, Cantautor, Compositor);

  5. “El problema de imaginarnos. Hacia una praxis descolonizadora en música: el caso de la guitarra”, a cargo de Gonzalo Victoria, Magíster en Artes (Musicología), Guitarrista, Compositor, Docente;

  6. “Relato, canto y guitarra”, a cargo de Eustaquio Sosa, homenajeado Poeta, Escritor, Compositor, Cantautor, quien dio una clase magistral con reflexiones sobre su experiencia en el arte y su compromiso con la poesía;

  7. “Artista-compro-metido dinos donde te metes y ni sabrás por dónde sales… Genealogía (y mareo) histórico conceptual para un canto social”, a cargo de Hamid Nazabay, Socio co-fundador de Tierra Que Anda; Licenciado en Psicología, Investigador, Ensayista, Docente.

Además de los participantes ya mencionados, se destacó la presencia de músicos representantes del colectivo de cantautores “Otras Voces Cantan” (Dúo Arcavoces y Yandy Silva), Enrique Rodríguez Viera, el trovador Pedro Muñoz de Brasil, entre muchos artistas y docentes vinculados al Teatro del Oprimido, a la danza contemporánea, la plástica y el muralismo. El evento fue saludado por más de 45 artistas de Uruguay y la región que no pudiendo participar en esta primera instancia, enviaron una ponencia escrita o una breve exposición documental sobre los temas planteados.

Un amplio conjunto de organizaciones sociales presentaron su labor, exponiendo su visión acerca del rol del arte y los/as artistas: Comisión Nacional de Fomento Rural, Movimiento Por la Tierra y Contra la Pobreza; Comisión de Memoria, Justicia y Contra la Impunidad de Soriano; Centro Social El Galpón de Corrales; Sindicato de Peones de Estancia; Sindicato Único Gastronómico y Hotelero; Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza Privada; Sindicato Único de Trabajadores de Arroz; Colectivo Radio Espika, Hemisferio Izquierdo, Unidad Cooperaria N°1 y la Cooperativa Tierra Que Anda. También enviaron su saludo el Plenario Intersindical de Soriano, el Sindicato Único de la Construcción y Anexos, y la Federación de Funcionarios de las Obras Sanitarias del Estado; esta última trabajando para la derogación de la Ley de Riego, que contradice la constitución al generar condiciones de privatización del agua como bien común de la sociedad toda.

Hay que destacar el carácter autogestionado del “1er. Encuentro Regional de Artistas Populares por la Tierra y los Bienes Comunes”. De principio a fin, todos los/as asistentes participaron directamente en la elaboración de los alimentos, la limpieza, los talleres de formación, las clases magistrales, las ponencias, la organización del espectáculo brindado a la comunidad de Cololó, el registro audiovisual, las entrevistas y debates colectivos, la elaboración de programas radiales, la administración, el transporte, la comunicación, las compras y la coordinación a diferentes niveles.

Un baño de naturaleza en las cañadas, olores a tambo, a elaboración de dulce de leche y de pan casero, sonidos de vacas, tropas y tractores, junto a un puñado de testimonios dieron un marco de realismo y empatía que reconfirmó el compromiso político del contingente visitante. Se conocieron de primera mano detalles de la experiencia asociativa que lleva adelante la Unidad Cooperaria N°1 desde el año 1953. Una estancia social de 2.228 hectáreas propiedad del estado, gestionada directamente por sus trabajadores y trabajadoras, sin un patrón que mande y con los desafíos de toda organización humana. Un verdadero símbolo de Reforma Agraria con base en la Ley 11.029 que reconoce el derecho a la tierra con condiciones de vida y trabajo para nuestros ciudadanos, a través de la creación y acción del Instituto Nacional de Colonización. Se recorrieron los salones de clase, la biblioteca, la radio comunitaria, la huerta agroecológica y las demás instalaciones donde mes a mes, decenas estudiantes mujeres y varones de Uruguay, se forman junto a Tierra Que Anda para el trabajo asociativo en la campo. Se cierra el paisaje con un salón cultural a pleno, un comedor completo, una cocina comunitaria conducida por Olga Belén, docente integrante de Tierra Que Anda, residente del vecino pueblo de Sacachispas donde en otrora, entre gauchos estuvo el científico Charles Darwin. A una cuadra de este epicentro, se levantaban los murales de la Escuela N°105 cuya Comisión de Fomento se lució con una mesa de postres en la Peña que, entre manifestaciones poéticas y musicales asombrosas, se le entregó a Eustaquio Sosa el “Premio Tierra Que Anda”, obra inédita en acrílico del artista tierrandense Joaquín Fascioli.

“Tendremos todo y el todo repartido”

Cierto es que la iniciativa de Tierra Que Anda como Cooperativa de Educación, Artes y Oficios Conexos, vino a remover las aguas del debate en torno al hecho artístico, los artistas, la cultura y la sociedad desde la perspectiva del campo popular y no sólo académica. Evento que por algunas de sus características descriptas, fuera de la academia en Uruguay no tenía antecedentes. Parafraseando al mencionado Daniel Viglietti, este 1er. Encuentro Regional de Artistas Populares vino “a desalambrar” los espacios de encuentro, formación, debate y reflexión en torno al arte, reuniendo de forma igualitaria a artistas consagrados y emergentes, docentes, académicos, organizaciones sociales, trabajadores urbanos sindicalizados a nivel nacional y cooperativistas de Cololó.

El Encuentro culminó con una evaluación pormenorizada expuesta por cada participante. Ponderando aspectos a mejorar, se valoró como una experiencia profundamente valiosa y necesaria de re-editar. Más aún cuando difícil es encontrar intersticios en los que sucedan cosas distintas a los mandatos y directivas de la lógica de mercantil y de competencia que, como vimos, también afecta a los/as artistas y al arte. Docentes y artistas necesitamos poner en práctica espacios de mayor libertad para reflexionar sobre nuestras prácticas cotidianas, para una verdadera creación, evitando la repetición de las pautas estéticas dominantes. En lo personal, desde hace muchos años entiendo que debemos apoyarnos y apartarnos en colectivo, del ruido del mercado y de los falsos profetas que anuncian el fin de la Historia y del arte.

En lo concreto, se encontraron interesados/as en desplegar un trabajo artístico popular y de investigación, adentrándose en el difícil y complejo mundo de la pretendida descolonización. Para entretejer y potenciar las manifestaciones artísticas que ya existen, creando nuevas. De hecho a esta hora se planifican y trabajan discos nuevos (como “Territorios”, de Gonzalo Victoria y quien escribe) , publicaciones referidas a las ponencias del Encuentro, giras y recitales en conjunto.

En su inédita investigación para la ocasión, Hamid Nazabay comparó el evento desarrollado por Tierra Que Anda con el “1er. Encuentro de la Canción Protesta” realizado en la Habana (1967), que según este mismo autor, posibilitó en la época, la apertura reflexiva desencadenando en distintos países fenómenos relacionados como la fundación del Centro de la Canción de Protesta (Uruguay), el sello discográfico de los Parra (Chile) e importantes modificaciones estéticas en la canción de algunos exponentes de la canción cubana como Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y Noel Nicola, entre otros fenómenos. En este sentido, pero en otro contexto y alcance, la idea de este Encuentro fue reflexionar sobre las prácticas artísticas, buscando generar efectos en la postura creativa y al decir de Jean-Paul Sartre (citado por Nazabay en su ponencia), haciendo uso de la libertad que goza el artista para crear con independencia.

Acercándonos al final, desde la perspectiva de la defensa de los bienes comunes y los territorios avasallados y amenazados por la enferma lógica del capital, es importante subrayar que la elección del lugar del Encuentro que no fue mero escenario, sino hábitat, clínica y laboratorio para la tarea individual y colectiva: un campo de propiedad pública que nos recuerda a las “suertes de estancias” recuperadas por la revolución artiguista y que actualiza hacia el siglo XXI la función social de la tierra desde la perspectiva de Carlos Vaz Ferreira, entre tantos y tantas. Un lugar grieta, en el sentido que al término da Jhon Holloway, y en el que se cruzan (no exentos de contradicciones y conflicto) múltiples pliegues en la vida cotidiana marcada por la rutina del trabajo rural, las dinámicas familiares, la autogestión de lo común, pero también la producción artesanal, la educación, el ocio, el arte, la cultura y la cooperación inter-cooperativa.

Un verdadero Centro de Formación Popular caminando la utopía de propiciar la creación artística entre el barro y la bosta, la grasa de los fierros y los balidos de la hacienda con los gritos de los troperos. Un desafío que busca acercar y conectar mundos actualmente distantes y disociados por lógica del capital. Se trata de reunir las partes de un mundo socialmente fragmentado, lo que necesariamente requiere la enorme, permanente y espiralada tarea de la desalienación, la toma de conciencia y el descubrimiento como sujetos desujetados con múltiples posibilidades creativas en cada lugar donde estemos habitando el planeta tierra. Se busca hallar, al menos, una partícula que represente la Totalidad de la realidad humana en la naturaleza para que, al decir del homenajeado poeta, Eustaquio Sosa, tengamos todo y el todo repartido.

* Músico popular. Ingeniero Agrónomo. Coordinador del Centro de Formación Agraria Cooperativa. Socio co-fundador de la Cooperativa Tierra Que Anda. Socio de Unidad Cooperaria N°1 de Cololó, Soriano, Uruguay.

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