Fotografía de Guto Muniz
En abril un espectáculo brasileño nos vino a interpelar, a contar un momento de la historia de El Galpón. Vino a detener el tiempo en un momento de análisis, donde el presente se ve espejado en el recuerdo del pasado reciente. Y quizás el llanto y la emoción de la platea, resuena más todavía en el temor de encontrarnos de nuevo, cara a cara, con el avance del fascismo.
Ponto de partida, es un grupo de Barbacena (Minas Gerais) fundado en 1980, que ya tiene una larga historia de vínculo con nuestro país y especialmente con nuestro teatro. El sábado 28, faltamos al aniversario de HI, sabrán disculparnos, porque fuimos a ver Voy a volver [Vou Voltar]. Sobre la obra, su proceso, sus implicancias políticas y el acogimiento que tuvo en Montevideo, conversamos el domingo con Pablo Bertola integrante del elenco.
Asistir a este espectáculo, para quien ha tenido como referente a El Galpón y especialmente a María Azambuya como su maestra, se transforma en una montaña rusa de emociones y recuerdos. Por momentos, volví a mis 20 años y María nos estaba contando en una clase, cómo estuvieron en la Embajada de México, o que ella tenía con orgullo sangre cubana porque en el exilio le habían hecho una transfusión. Pablo conoció a María cuando tenía 7 años, también le contaba del exilio y especialmente del momento en la Embajada, cuando se organizaban para tomar una ducha o darles clase a sus niños y niñas; y él a lo largo de los años de amistad que ese relato fue uniendo, le decía “Nossa María, tenemos que montar ese espectáculo, y eso quedó guardado en algún lugar”[1].
Las luces se apagan en la sala, y quedamos expectantes, con una ansiedad diferente porque sabemos que la historia que venimos a asistir se cruza con la historia personal de cada una de las personas que estamos en la sala. Reconocemos en la penumbra que comienza a llenarse el inmenso escenario de la sala Campodónico, tres se acercan al proscenio y la luz cae sobre una de las actrices:
“Les suplicamos expresamente: no acepten lo habitual como cosa natural. Pues en tiempos de desorden sangriento, de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural, nada debe parecer imposible de cambiar”[2]
En 2018 Ponto de Partida, rinde un homenaje, que dada la coyuntura actual se vuelve necesario.
- Es un homenaje necesario, porque muchas veces olvidamos la lucha que se dio desde el campo del arte, sobre eso quería hablar con ustedes. De la relación que tienen como grupo, y en particular con este espectáculo, con el arte como un arma de lucha. También de este momento especial, que no solo Brasil, sino el continente en general está viviendo, esta obra en este momento no es casual.
Fue una coincidencia, una mala coincidencia, porque cuando comenzamos la investigación, queríamos tratar del tema de los refugiados, que es algo que nos preocupa mucho. Un día conversando, nos vino esa luz de usar la historia de El Galpón como un paño de fondo para contar esto. Queríamos contar la historia institucional, la historia social, pero también la historia personal de cada uno. En el medio del proceso, las cosas fueron sucediendo en Brasil…incluso antes una parte del grupo decía “¿Vamos a hablar de dictadura militar de nuevo?, precisamos hablar de un tema actual” y las cosas fueron sucediendo y sucediendo y el espectáculo está cada vez más actual. Porque en Brasil, tuvimos un golpe, y tal vez la clase que está siendo más perseguida sean los artistas. Ya intentaron acabar con el Ministerio de Cultura, ahora intentaron extinguir la profesión de artista, querían sacar los derechos…entonces quedó muy fuerte la cuestión de lo que El Galpón hizo. Después de la dictadura los militares asumieron que fue un error exiliarlos, porque ellos se volvieron mártires. Si bien todos los países tuvieron artistas exiliados, en este caso fue un grupo exiliado en cuanto tal, y que se mantuvo como grupo, incluso tal vez más fuerte de lo que era. Fueron para decenas de países, fueron para Rusia…hay un día, que cuentan, que se presentaron en cuatro continentes diferentes, tenían un pedazo de El Galpón en cada uno. Entonces es muy fuerte, y nunca perdieron la lucha, luchar a través del arte, de las palabras, de la belleza.
La obra tiene una recepción muy particular, que nos recuerda algunas formas de teatro popular, al igual que en el tablado, cuando el público lo siente aplaude en medio de la obra. Espontáneamente las palmas acompañan la canción final transformándose en el aplauso, volviendo a ser palmas, mutando en silbidos, zapateos, puños en alto y gritos ¡Bravo! ¡Fora Temer! ¡Lula libre! Arriba del escenario también hay puños en alto, se devuelven los gritos. Ya no se sabe quién estimula a quien y se comienza a corear ¡Lula libre! Nace la communitas que se vino gestando durante las dos horas y media que dura el espectáculo. Communitas en el sentido que le da Ileana Diéguez, como antiestructura que parte de estar no junto, encima ni debajo, sino conjugando mi cuerpo, mi dolor con el cuerpo del otro [3]. Oportunidad que especialmente favorece el teatro como encuentro de presencias, convivio o reunión social contra corriente y resistente, como ha hecho notar Dubatti: “No se va al teatro para estar solo: el convivio es una práctica de socialización de cuerpos presentes, de afectación comunitaria”[4].
-Lo que ocurrió ayer, el público gritando “Fora Temer” ¿viene sucediendo así, o es algo que se dio de manera especial anoche?
Está sucediendo, pero creo que ayer sucedió de una manera más fuerte, los gritos de protesta, de Lula libre y todo eso, parece que hubiéramos ensayado con la platea. Estamos haciendo lo mismo que ellos hacían hace 40 años atrás, casi 50 en México…nosotros estamos acá, somos de Brasil y estamos viviendo una situación de tal manera […] Ésta es la cuarta ciudad donde presentamos el espectáculo. En todas las ciudades de Brasil, acogieron bien la historia, se sintieron pertenecientes, ven una analogía: cuando decimos “Fuera el gobierno golpista”, creen que estamos hablando de Temer. Sin embargo no estamos hablando, aunque también estamos […] Ayer por ejemplo aplaudieron en el momento que hablamos del embajador y eso nunca había sucedido. Es muy emocionante, anoche vimos que habíamos logrado hablar de ustedes, de una historia que no es nuestra
- Y que también es. En algunas entrevistas sobre ustedes he leído esto de “una historia uruguaya, contada por brasileños”, y me quedo pensando que no es uruguaya, es la historia de América Latina. Ustedes traen eso en la pieza, hablan de la coyuntura continental, del Plan Condor, de la Escuela de las Américas. Se vuelve una forma de recordar que no fue algo aislado.
Sí, uno de los personajes hace referencia explícita a la sucesión de golpes que ocurrieron y dice “precisamos estar atentos porque una nueva ola puede estar por venir”
- Hablabas de la importancia que le dieron a reunirse personalmente con las actrices y actores de El Galpón, aún sin tener dinero para venir, pagando Uds. sus pasajes porque “como actores creen en la forma de la persona de hablar, el mirar, cuando los ojos se llenan de agua, cuando la voz falla…no sólo lo que se dice sino la manera en que es dicho es fundamental”, ¿cuál es entonces la manera en que Ponto de Partida cuenta esta historia?
Estábamos con mucho recelo de cómo sería recibido aquí por el colectivo, esto de hablar de la historia de otro, pero particularmente creo que hablamos con mucho cuidado, respeto, con mucha admiración por esta historia. No sé si se transmite, pero tenemos respeto, cariño y admiración profunda por lo que vivieron. Ponto de Partida, es un grupo que hace política, tenemos una escuela de música gratuita que tiene 15 años, tenemos formación de público, llevamos intelectuales a la ciudad para conversar, tenemos una postura de responsabilidad política. En este espectáculo, si no sucede lo que sucedió ayer, entonces la gente no entendió nada de lo que estamos contando. Creo que tenemos que creer que el arte, por la forma con la que hablamos, por la vía de la sensibilidad, logre a veces cambiar la opinión de alguien. Precisamos llegar al corazón de quienes no se cuestionan lo que está ocurriendo, con todos los retrocesos que estamos viviendo. Y quizás sea eso, ayer me contaron que uno de los actores de El Galpón en la prisión política, estuvo seis meses con una capucha en la cabeza. Y tenés gente que dice que podría volver la dictadura porque estábamos mejor, entonces son cosas que van más allá de su posicionamiento político, es un posicionamiento humano. No sé si vieron, lo que pasó en el campamento de Curitiba, tenemos un hombre que está en estado grave en el hospital [5], no hay manera, porque cuando se comienzan a violar principios básicos…se va desmoronando todo.
- En la obra hacen referencia simbólica a las banderas que El Galpón levantó. Si tuvieran que pensar cuál es la bandera que Ponto de Partida, está levantando ahora, si uds. tuvieran que colocar en esas banderas que hay en escena sus luchas, ¿cuáles serían?
Creo que está muy fuerte para nosotros la cuestión de la democracia, nuestra democracia es muy frágil. Cuando estábamos trabajando en la pre-producción del espectáculo Julia y Fátima estaban acá el 8 de marzo, y yo estaba coordinando con Gabriela de El Galpón y ella no respondía. Y Julia me dice no precisas hablar con ella hoy, porque ella hoy no trabaja. ¡Y eso fue tan bueno!... Y después la marcha, ellas filmaron y nos mandaron…la movilización está muy difícil en Brasil. Por ejemplo, en carnaval este año se movilizaron millones de personas, un “bloco” de carnaval de Belo Horizonte lleva 3 millones de personas en la calle. Tiene que tener eso claro, pero la gente también tiene que movilizarse por otras causas, ¿sabe? ¿Hasta cuándo vamos a quedarnos esperando para mostrar que estamos insatisfechos, que no concordamos? Somos un grupo itinerante que recorre Brasil, y Brasil tiene lugares muy diferentes. Las personas que están en las grandes ciudades, si nunca salieron para el nordeste, para el norte, para el interior de Minas, disculpa, pero ellas no conocen Brasil, están hablando de una realidad que no es la realidad de nuestro pueblo. Tenes a Suiza y a Etiopía dentro del mismo país, y es muy asustador cuando ves esa realidad.
“Voy a volver”, hace referencia al deseo de volver del exilio, pero de alguna manera, también al retorno del avance de la derecha y a la imprescindible resistencia desde los movimientos sociales y el arte frente a esto. Frente al temor, levantamos la cita de Atahualpa del Cioppo que realizan en la obra: “No podemos perder el saludable hábito de la esperanza”, no la esperanza de quien espera de brazos cruzados, sino de quien cree como plantea Bensaid que "puede haber humanidad y mundo habitable más allá del capital"6 . Contra la expansión del capitalismo y la globalización de la derecha, “Voy a volver” representa un “Ponto de partida” para internacionalizar un presente de lucha, en que el escenario y la platea hagan oír su voz.
*Sabrina Speranza es Mag. en Ciencias Humanas/Teoría e Historia del Teatro, docente y actriz. Se ha dedicado a la práctica e investigación en expresiones de teatro político. Actualmente es docente de la EMAD.
Notas:
[1] Bertola, Pablo. Entrevista personal. Hotel Esplendor Montevideo, 29 abril 2018. La entrevista fue realizada en portugués, la traducción para este artículo es mía.
[2] Brecht, Bertolt. La excepción y la regla. Tomado de Seminario Multidisciplinario José Emilio González, Facultad de Humanidades, UPR- RP. WEB. https://drive.google.com/file/d/0B3N8jtudSydeWXZTRWxQR1RUa0k/edit Consultado 29 abril, 2018
[3] Diéguez, Ileana. Cuerpos sin duelo. Iconografías y teatralidades del dolor. 1era ed. DocumentA/Escénica Ediciones: Córdoba, 2013
[4] Dubatti, Jorge. “Cultura teatral y convivio” en Conjunto. WEB. Disponible en http://www.casa.co.cu/publicaciones/revistaconjunto/136/dubatti.htm . Consultado 29 abril, 2018
[5] Hace referencia al ataque a tiros realizado contra el campamento de militantes “Marisa Leticia” en Curitiba en apoyo a Lula, realizado en la madrugada del sábado 28 de abril. Donde dos personas resultaron heridas, una de ellas de gravedad. < https://www.telesurtv.net/news/ataque-campamento-lula-libre-brasil-curitiba-20180428-0013.html>