Hemisferio Izquierdo (HI): ¿De qué forma se involucra DENG en la lucha contra la trata de mujeres para fines de explotación sexual?
¿Dónde están nuestras gurisas? (DENG): Como colectivo damos el paso previo para saber qué ocurrió con las gurisas que desaparecieron. En algunos casos, de acuerdo a la información que tenemos, presumimos que existe vinculación con la explotación sexual y trata, esto no ocurre siempre, a veces son otras formas de violencia hacia las mujeres las que las desaparecen. La mayor certeza que tenemos es que están desaparecidas y que tienen que aparecer.
La coordinación se involucra de la siguiente manera:
Brindamos acompañamiento a las familias
Pretendemos ser una fuente confiable de información
Llevamos el tema a la calle a través de intervenciones y manifestaciones
Denunciamos públicamente, a través de la protesta social, la existencia de redes de trata y la complicidad e inoperancia del Estado frente a esta problemática
Realizamos actividades (charlas, talleres)
Preparamos materiales
Apuntamos a desestigmatizar a las gurisas desaparecidas, contextualizando las múltiples violencias a las que se encuentran expuestas
HI: ¿En qué punto se conectan las recientes desapariciones de adolescentes en barrios periféricos con la trata? ¿Qué panorama ofrece el Uruguay actual al respecto?
DENG: Hay investigaciones concretas que muestran ese vínculo, y también hay testimonios de vecinos y vecinas del lugar, de las familias de las desaparecidas y de las propias sobrevivientes. Hay zonas donde se localiza el fenómeno en mayor proporción, como las inmediaciones de Punta de Rieles, Villa García, Barros Blancos, Pando, y la población que allí se encuentro sabe lo que está ocurriendo. También suelen instalarse prostíbulos clandestinos en los alrededores de las construcciones y megaproyectos, lugares altamente masculinizados. Las fronteras son zonas álgidas para la trata, es especial Rivera y Rocha. En lugares turísticos como Punta del Este, se han descubierto redes de trata de adolescentes para satisfacer la demanda de “turismo sexual”. También hay trata de mujeres adultas para iguales fines.
El panorama que ofrece el Uruguay es complejo puesto que existe connivencia del Estado para silenciar este tema, pudimos ver a Bonomi tratando de paranoicos a los vecinos de diferentes barrios por haber denunciado una camioneta negra que acosaba y quería subir a mujeres y niñas, cuando lo que urgía era una investigación seria. Sin embargo, se desestimaron las denuncias de estas personas y no se dio curso a una investigación.
Existen también prostíbulos clandestinos que explotan sexualmente a menores y que la población conoce, pero no denuncia por miedo o indiferencia de las propias instituciones, que en muchos casos están al tanto de estas situaciones pero suelen tranzar con este tipo de “negocios”.
Existe una legitimidad social respecto al sexo pago, está naturalizado que los hombres puedan acceder al cuerpo de las mujeres a cambio de dinero sin que se los cuestione. Se cree que la prostitución legal y la trata son dos fenómenos totalmente diferentes y alejados entre sí. Sin embargo, sabemos que ambos son producto de lo mismo, y muchas veces conviven en los mismos establecimientos.
Creemos que las medidas que se vienen desarrollando son insuficientes, el Estado y sus instituciones no acompañan los ritmos ni la gravedad de la problemática, y no vemos una preocupación real ni propuestas satisfactorias para acabar con este tipo de desapariciones que suponen en muchos casos, trata y explotación sexual y año a año va en aumento, del mismo modo en que se incrementan otros tipos de violencias machistas como los feminicidios.
La regulación de la prostitución no ha solucionado el tema de trata en ninguna parte del mundo, y generalmente las leyes que implementan solo sirven para “blanquear” la mercantilización del cuerpo de las mujeres.
Los medios de comunicación no hablan del tema o directamente ocultan información, y cuando presentan el tema lo hacen apelando al morbo, muchas veces estigmatizando a las gurisas que pasan por esta situación en función de sus hábitos, vestimenta, clase social. Al mismo tiempo recae sobre ellas la condena social y la culpa, obviando la figura del explotador.
Las familias se encuentran con grandes dificultades para acceder a la justicia, la policía reproduce mitos como el de esperar 24 horas para denunciar una desaparición, que junto a las demoras y trancas procedimentales, desalientan a las familias y entorpecen el proceso.
No pueden acceder a abogados por los altos costos que representan, tampoco se les facilita acceder a uno estatal, se requiere de valentía y estar comprometido/a con la causa para que aparezcan nuestras gurisas. En varias oportunidades los expedientes terminan archivados y los casos irresueltos.
HI: ¿Qué importancia merece este fenómeno dentro de las organizaciones sociales? ¿ Y de los colectivos de las mujeres?
DENG: Las organizaciones sociales y colectivos de mujeres deberían abordar este tema con profundidad, o por lo menos tratarlo y ver desde donde se puede aportar, porque la trata y la explotación sexual es una problemática social y política que se le debe dar la importancia que requiere. Sabemos que es complicada la situación y que su tratamiento supone niveles de exposición que no siempre estamos dispuestos a asumir, pues las redes de trata están compuestas por mafias que respaldan estas prácticas: empresarios, instituciones policiales, políticos, narcotraficantes, entre otros.
En la actualidad, y entre los colectivos que conocemos, vemos que prácticamente no se toca el tema, a no ser algunas ONGs que trabajan específicamente esta cuestión, pero ni las desapariciones, ni la trata, ni la explotación sexual, son tomados como causas por las que luchar por los movimientos sociales. No se visualiza como político el asunto y no se ven las implicaciones de clase y de género contenidas en el fenómeno.
Por otro lado, las organizaciones de mujeres están dividas en cuanto al debate acerca de la prostitución respecto a su regulación o abolición. Entre los propios colectivos también existe una naturalización de la compra-venta de sexo que viene de la mano de la mercantilización del cuerpo de las mujeres, el avance del pensamiento neoliberal y la regulación. Esto impide, en algunos casos, ver sus consecuencias más nefastas, como son la trata para fines de explotación sexual.
HI: ¿Cómo podemos elaborar estrategias colectivas para salir de esta situación?
DENG: Como organización joven, estamos todo el tiempo buscando alternativas para enfrentar esta problemática, para que las que desaparecieron vuelvan con vida y no sigan desapareciendo más gurisas. Para eso mantenemos una constancia en las actividades que se nos van presentando y/o aquellas que ideamos.
Creemos que la visibilización de la problemática en el escenario social es de gran importancia, así como también concientizar a la sociedad sobre el tema y las implicaciones que se derivan de concebir los cuerpos de niñas, adolescentes y mujeres como objetos de consumo. Es fundamental generar una condena social al consumo de sexo pago. Mostrar las condiciones de vulnerabilidad económica y social en que encuentran la mayoría de las mujeres que son víctimas de trata y explotación sexual. Sin estas condiciones la trata no sería posible y el Estado también es responsable en esto.
Hay que exigirle al Estado que asuma su responsabilidad respecto a investigar y combatir el fenómeno. En las fronteras no existe un control verdadero, los tratantes pasan de un país a otro, como hemos visto en reiteradas oportunidades, con mujeres y niñas con documentos falsos hechos por las mismas redes de trata en complicidad con los funcionarios estatales.
Sabemos que el fenómeno se asienta sobre desigualdades estructurales, de género y de clase, que solo podrán ser transformadas, cambiando de raíz la sociedad.
* Somos una coordinación de mujeres, surgida a fines de 2017 como respuesta a las crecientes desapariciones de niñas, adolescentes y mujeres en nuestros barrios. Ante el silencio de las autoridades, la policía y la prensa, salimos a la calle a denunciar cada caso, visibilizando las trabas legales que impiden a las familias el acceso a la justicia, así como la connivencia del Estado con las redes de trata. Llevamos adelante una página de Facebook donde difundimos información fiable que contribuya a la búsqueda de las chicas. Establecemos contacto con los familiares y tratamos de acompañar en este duro proceso.
Luchamos para que no haya ninguna desaparecida más. Nuestras vidas importan. ¡Vivas se las llevaron, vivas las queremos de regreso!
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