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Fernando Moyano*

Sobre Rodney Arismendi: PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA  (parte 2)

‘Lenin proclama el poder soviético en el Instituto Smolny’ de Petrogrado (Vladimir Serov, 1952, detalle)

Parecido no es lo mismo, caballero

Cantata del adelantado Don Rodrigo

“Los artículos de Fernando Moyano, publicados recientemente en Hemisferio Izquierdo, plantean el problema fundamental de las vías al socialismo, que hoy está siendo dejado de lado, ya sea porque se renunció a la transformación revolucionaria de la sociedad, ya sea por un espíritu de resignación tan propio de estas épocas. Al plantear este problema, nos incita a pensar sobre estas cuestiones estratégicas, en momentos de inmediatismo y tacticismo, pero hay una serie de afirmaciones sobre el pensamiento de Rodney Arismendi y la estrategia del PCU que creemos necesario contrastar con los textos del Primer Secretario de este partido desde 1955 hasta 1987, como así también con los documentos partidarios de ese período, sin dejar de lado importantes aportes de la investigación histórica”. [1]

Debo agradecer este concepto de Alexis, que mi trabajo incite a pensar las cuestiones estratégicas de la lucha por el socialismo. Esa era al menos la intención.

La polémica sobre Rodney Arismendi es un aspecto de eso y nada más. Lo que me interesa es apuntar al fondo de la cuestión. Si por exceso de brevedad, apresuramiento, superficialidad o predisposición subjetiva hice una presentación inadecuada del planteo de Arismendi (lo que es posible) pido disculpas.

Pero no por corregir eso me apartaría del centro de la cuestión. Lo mejor para empezar es tomar la muy buena selección de citas de Alexis y marcar lo que motiva mis señalamientos.

En realidad, con las conclusiones finales de Alexis tengo muchas coincidencias, con gran parte de su concepto general de la revolución necesaria y sus críticas al actual gobierno frenteamplista. Veamos eso al final.

Considero que la lectura que hace Alexis de Rodney Arismendi es generosa. Puede ser un atrevimiento de mi parte, porque Alexis conoce a Rodney mucho mejor que yo. De modo que lo aclararé un poco más.

a) Creo que Alexis toma algunos pasajes de Arismendi muy al pie de la letra sin percatarse que su interpretación, de ser cierta, no se correspondería con la práctica política real del PCU en ese período. (Tampoco la de hoy, aunque para Alexis eso no sea imputable a Arismendi que ya no está, es discutible pero para verlo después).

b) Y en el terreno de la letra pasa por alto las contradicciones del planteo de Arismendi, que era un experto en la ambigüedad.

Vamos a ocuparnos solamente de este punto, las contradicciones de Arismendi. Lo otro es un tema mucho más amplio que queda pendiente, pese a que resulta evidente todo el planteo de Rodney es siempre para fundamentar una política.

Comencemos con las citas básicas.

De la Declaración Programática de 1958 del Partido Comunista de Uruguay:

“La situación nacional reclama un cambio radical de la estructura económica y política de la República. Este cambio es la revolución agraria antimperialista que madura en el seno de la sociedad uruguaya. Ella constituye el tramo inicial del camino que recorrerá Uruguay hacia el establecimiento del régimen socialista... La clase obrera está llamada a ser la fuerza principal y dirigente del Frente Democrático de Liberación Nacional y del nuevo poder estatal. La clase obrera es la más combativa, la única consecuentemente revolucionaria y ajena a toda tendencia al compromiso con los enemigos del pueblo, la más organizada y disciplinada, la mejor pertrechada con la experiencia de todos los pueblos del mundo y con la teoría marxista-leninista que generaliza esa experiencia... El proletariado aspira, por consiguiente a la realización más radical y completa de la revolución agraria antiimperialista”.

Esa es la concepción general de Arismendi, en una frase. En esto y en todo lo que sigue los subrayados son míos. Vemos allí que para Rodney lo que emerge de las necesidades de la sociedad uruguaya y sus fuerzas motrices es una revolución que no es DE POR SÍ una revolución socialista, pero puede conducir a ella.

El tema de que PUEDE CONDUCIR A ELLA está ampliamente fundamentado por Arismendi, pero ¿por qué no lo es DE POR SÍ?

De Problemas de una revolución continental:

”Lenin desenvolvió, en la época del imperialismo, ante la revolución rusa de 1905, las ideas de Marx y Engels acerca de este tema...y nos legó un pensamiento coherente respecto a la intervención del proletariado en la revolución democrático-burguesa, al desarrollo de ésta y su transformación en revolución socialista. Estas ideas se asentaban en dos pilares estratégicos y tácticos: la intervención del proletariado como fuerza dirigente de la revolución y la alianza obrero campesina. La concepción de Lenin ha sido confirmada, continuada y enriquecida por toda la práctica contemporánea, en particular, por la experiencia de la revolución china, país semi feudal y semicolonial, donde las reivindicaciones democráticas y de liberación nacional se enlazaron de un modo en cierto sentido clásico, y en donde la dirección del proletariado garantizó la transformación de la revolución democrática y nacional liberadora en revolución socialista, de modo ininterrumpido… Las ideas de la continuidad de la revolución, del pasaje de una etapa a otra, de la interrelación dialéctica entre la etapa de liberación nacional y la socialista, constituyen, precisamente, la médula de la Declaración Programática; es lo que distingue nuestra concepción proletaria, marxista-leninista, de toda otra concepción burguesa radical o pequeño-burguesa avanzada. Esto se expresa tanto en la concepción estratégica y táctica de la dirección obrera de la revolución como en los postulados programáticos orientados a crear las premisas materiales del tránsito hacia el socialismo.”

Esta cita de Arismendi que trae Alexis es de un valor notable para lo que queremos demostrar, nos da una pista sobre la pregunta que acabamos de hacer, facilita y abrevia las cosas. Partamos de lo general, o sea la concepción de la revolución.

Digamos al pasar: hemos subrayado en ese pasaje el que la concepción de Lenin pensada para revolución rusa, haya sido confirmada por la china. ¿Llama la atención?

Hay cosas que el PCU comparte con muchas otras corrientes políticas, tales como:

1) Hay que hacer una revolución socialista proletaria.

2) Nuestro proletariado parte de condiciones históricas aún insuficientes para poder construir inmediatamente el socialismo, y es necesario resolver eso de alguna manera.

3) Esa insuficiencia se debe a la forma particular que tiene el modo de producción capitalista en la periferia del mundo capitalista, que es donde estamos. Forma que ha sido llamada de muchas maneras, y aquí diremos capitalismo dependiente o periférico. (Aunque Arismendi no usó esa expresión en una primera etapa). Es la contracara y complemento del imperialismo.

Hasta aquí, el espectro de coincidencias es amplio. Luego aparecen las diferencias.

¿Qué quiere decir revolución democrática, agraria y antiimperialista?

En esa cita de Arismendi interpretando la de Lenin se aclara el concepto. Se trata de una revolución democrático-burguesa, es decir, conceptualmente, la revolución que “le toca hacer” a la burguesía como clase.

El modelo es la Revolución Francesa. Por supuesto, eso se entiende con una gran amplitud, y en algunos casos el concepto es llevado hasta su límite, y hasta más allá de su límite, aunque esto no siempre sea evidente a primera vista.

Ante lo que dije, que Arismendi defendía un concepto “menchevique” de la revolución, sostiene Alexis que no es cierto, que combatía dicha visión y defendía en cambio la concepción bolchevique, la de Lenin. Tiene razón, al menos en parte.

Podríamos adentrarnos en esta cuestión, la discusión entre bolcheviques y mencheviques, etc. Pero lo que dice Arismendi es nuestro punto de partida, es decir:

Así lo veía Lenin en 1905 y los años siguientes.

Sí, estoy de acuerdo con eso que dice Rodney, y con Alexis, así lo veía Lenin en 1905 y los años inmediatamente posteriores, y los bolcheviques y mencheviques discutieron sobre eso y opinaban diferente, pero ¿qué pasó en definitiva?

¿Confirmó la historia realmente ocurrida esa perspectiva de la revolución que sobrevendría? A eso me refiero con la diferencia que hay entre discutir las fórmulas en el pizarrón, y ver la pelota en la cancha.

Lo que haya dicho Lenin en 1905 es una cosa, pero si la historia no confirmó esa idea, y si Lenin tuvo el buen tino de cambiar su punto de vista, eso, ¿no debería motivarnos a cambiar nuestro abordaje?

Esta forma de encarar las cosas por parte de Rodney puede llamar la atención. Lo de cambiar Rusia por China es raro, pero se entiende dentro de ese juego. Sin embargo, lo primero que hay que decir es que era algo muy común. No asistí a esas conferencias marxista-leninistas de primer nivel, pero esa era la forma típica de tratar el tema por parte del estalinismo, la historia que debería ocurrir, y en cambio, muy poco y con mucho cuidado y filtros y lentes y censura, la historia que efectivamente ocurrió. La historia que debería ocurrir define lo que esperamos de la historia que va a ocurrir.

¿Qué debería ocurrir? Una revolución democrático-burguesa (o su culminación no realizada todavía, o su realización modificada, o su realización residual, o su adaptación al hoy, o algo así). ¿Y qué esperamos que ocurra? Que esa revolución democrático-burguesa “a su modo” sea el primer tramo, la antesala, la primera etapa, o como se diga, de una revolución socialista.

Esa es la esencia del planteo arismendiano. O sea; que esas carencias o debilidades o dificultades de nuestra clase, el proletariado, para poder hacer “inmediatamente” la revolución socialista, pueda ser suplida por una alianza, frente, etc. con una burguesía democrática, nacional, antiimperialista, o un sector de ella, o una capa, o algo por el estilo. Soy intencionalmente impreciso porque en los planteos de toda esa franja de corrientes hay matices- Y en Arismendi, a lo largo de los años, también.

¿Por qué ese sector o parte o sub-clase burguesa haría eso? Porque es lo que corresponde -según esa teoría- a las “tareas históricas” de la burguesía, aunque en algún sentido no las quiere o no las puede hacer, como bien lo dice Arismendi también en las citas seleccionadas por Alexis. Hay que hacer que la burguesía lo haga.

El proletariado puede tal vez cumplir allí una tarea fundamental, dirigente, hegemónica. Puede por ejemplo ocupar la fábrica y ponerse a producir. Pero “la fábrica” es la fábrica burguesa.

La producción, el diseño, los contratos, la compra de materia prima y fuerza de trabajo, la venta del producto, la forma de trabajo, la gerencia, todas esas cosas sufren modificaciones “parcialmente anticapitalistas”, pero sigue siendo la fábrica capitalista. Y en gran parte no es que siga siendo sino que empieza a ser, porque se trata de completar una etapa de desarrollo capitalista que no ha podido realizarse. (Esto es más que una metáfora, lo hemos podido ver en concreto en muchas de las fábricas recuperadas y los problemas ulteriores que tuvieron, exactamente así, por heredar el formato que dejó el patrón, pero por supuesto que eso queda fuera del tema de hoy, lo tomamos entonces solamente como metáfora).

A eso llamo llevar el concepto de revolución democrático-burguesa al límite, o sea sacar de él, o intentar sacar, el mayor jugo que dé. Pero es la revolución democrático-burguesa como hecho histórico y necesario. En esa idea está Lenin, el Lenin de 1905 y lo que sigue, pero no el Lenin de 1917 y lo que sigue.

Hay que tener eso en cuenta cuando hablamos de “bolcheviques” y “mencheviques”.

El caso es que esa expectativa de una revolución democrático-burguesa, agraria, etc. no se cumplió en absoluto.

El sistema autocrático zarista con todos sus resabios feudales se derrumbó, pero el proletariado ruso no encontró ningún aliado burgués para llevar adelante esas tareas. Eso no hizo desaparecer las dificultades, el atraso, la falta de desarrollo de la clase obrera, y todos los problemas que se habían previsto: por el contrario, se agudizaron. Hubo, en esas condiciones muy difíciles, una revolución en contra de toda la burguesía. No se encontró ningún sector de la clase burguesa que aceptase la dirección de la clase obrera. Es por eso que esa calificación, revolución democrático-burguesa, quedó en revolución democrática a secas.

¿Qué es, entonces, una “revolución democrática”? Una revolución democrático-burguesa que no es burguesa.

En el caso ruso que nos ocupa individuos que abandonasen esa clase, ya fuesen miembros de ella o de sectores sociales subsidiarios que son sus instrumentos, y se plegasen a la revolución en contra de esa clase, sí, los hubo y muchos. Cumplieron un papel muy importante y también fueron uno de los elementos de un problema que sobrevendría, pero no nos adelantemos.

De cualquier manera no pasa por ahí. No rechazamos las alianzas. “Pueden venir cuantos quieran que serán tratados bien, y los que estén en el camino bienvenidos al tren”.

Pero eso hablará en todo caso de la forma o estilo en que queremos hacer las cosas, no de lo que queremos hacer. Ni individuos, ni sectores, ni grupos, ni clases enteras o los 7 mil millones, no rechazamos a nadie, ni alianzas, ni aportes, ni ideas de otros orígenes. Pero los aliados que suben en el camino no definen el rumbo del tren.

Tener algún aliado burgués eventual en la revolución socialista es una cosa, que la revolución socialista tenga un tramo inicial en que se hagan concesiones necesarias es una cosa. Pero que la revolución tenga un carácter burgués, o parcialmente burgués debido a la estructura social y la época histórica que se vive es algo completamente diferente. Una revolución burguesa anti-burguesa.

Tampoco es esto “un problema de dirección”, ¿no aprendimos nada de la historia? El problema no es si la dirección la tiene “la clase obrera” (menos aun “su partido”) y no deja que los otros se metan en la cabina (“dictadura del proletariado”). Eso no quiere decir absolutamente nada. Y antes bien, plantear las cosas en términos de “quién conduce” es el primer paso hacia el descarrilamiento.

Vamos a plantear aquí las cosas en forma muy resumida porque es eso, el planteamiento. Después entraremos a desarrollar los distintos aspectos.

Como dijimos, partiendo de una base común a un amplio espectro de corrientes políticas, las cosas se diferencian. Caracterizaremos tres franjas muy amplias que albergan también diferencias internas, también hay posiciones intermedias y cruzamientos, esto es un esquema muy burdo.

A) Kautsky, los mencheviques, los bolcheviques antes de 1917, los estalinistas, Rodney, y también Pepe Mujica, tienen muchas diferencias entre ellos. Pero todos comparten una idea: para llegar al socialismo PRIMERO la burguesía (o un sector de la burguesía) debe completar sus tareas históricas, de una forma u otra. Hay que completar el desarrollo capitalista en la periferia.

B) Otro grupo de corrientes, con grandes diferencias entre sí, tienen pese a ello algo en común. Los bolcheviques entre el 17 y el estalinismo, Trías, Trotsky y algunos trotskistas (también en esas tiendas pasa eso de “como lo veía Trotsky en tal año...”), y otros muy diversos, piensan que esas tareas históricas deben ser realizadas, pero NO POR LA BURGUESÍA ni por ninguna alianza con la burguesía. Deben ser hechas, contra toda la burguesía, por la clase obrera y otros aliados cercanos que no incluyen, en la definición, ningún sector burgués (que venga por allí algún burgués es, como ya dijimos, otra cosa). Es decir, ese desarrollo carente en la periferia debe completarse por fuera del capitalismo.

Sin embargo en general conservan (al menos parcialmente) la misma definición de esas tareas históricas. Son las tareas que en otra época y escenario cumplió la burguesía, pero no cumplirá aquí y ahora.

Para los “A” es una ventaja, para los “B” un escollo. Una ventaja porque esa incapacidad de la burguesía le abre la puerta al proletariado para cumplir las tareas pendientes, o un escollo porque está allí, a decir de Trotsky, “la sombra de la burguesía”-

C) Pero hay otra franja de corrientes que NO CONSERVAN esa definición de tareas, dicen que no hay que realizar en absoluto esas llamadas “tareas históricas de la burguesía”, no hay que ir por ese tramo. Es lo que se conoce como “crítica a la modernidad capitalista”, o crítica al “productivismo”. Benjamin puede haber sido un adelantado de estas posiciones.

Probablemente Alexis esté más o menos de acuerdo con este esquema, pero saca a Arismendi del grupo “A” y lo pone en “B”. Si fuese sólo eso importaría muy poco.

Antes de seguir vamos a mencionar ese concepto de “semifeudal”. Hay toda una discusión al respecto. ¿De qué se trata? Vimos ese pasaje en que se pone el ejemplo de China, no puede menos que llamar la atención.

¿Qué tienen de común Uruguay y China, aparte de ser todos “orientales”?

Lo que tienen en común no es lo que son sino como se los ve desde la óptica eurocentrista. Y es la óptica eurocentrista en el marxismo eurocentrista lo que ve allí es “feudalismo” porque la historia no puede explicarse de otra forma. Más curioso es eso de “semifeudal” y “semicolonial”, porque las condiciones de feudal y colonial son mutuamente excluyentes en la historia real.

Tomemos a todos los partidos comunistas oficiales (o no oficiales, en esto son más o menos lo mismo) de TODOS los países de Asia y veamos cómo ven la periodización histórica de su propio país, Yo no conozco un caso en que haya habido en Asia (según ellos) en algún lado y en algún momento de la historia un modo de producción asiático. En todos los casos es: comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo, capitalismo...

Arismendi es hábil en las ambigüedades. Una confusión común es el tema de la “velocidad” de la transición al socialismo, y Alexis se detiene en este punto, y toma para ello el caso cubano. Veremos esto a continuación.

Ahora bien, todo esto es un tema complejo, me va a tomar tiempo. Hay dos razones por las cuales prefiero hacerlo en pasos cortos y no todo de un saque, aunque lleve tiempo y sea tal vez más difícil de seguir.

 

* Investigador y militante político. Fue coordinador de la revista Alfaguara y la publicación electrónica La lucha continúa, fue también fundador del Encuentro Latinoamericano de Revistas Marxistas. Es colaborador de varias publicaciones y centros de debate.

Notas

1.- Arismendi no es cualquiera, y además cambió parte de su formulación a lo largo de su vida, aunque trató de que pasase desapercibido. Y yo, como dije, no soy un experto.

2.- Arismendi está muerto, no puede contestar, y hay que ser estrictos en respetar su pensamiento.

[1] Esta es la SEGUNDA PARTE de la respuesta a:

La concepción de Rodney Arismendi sobre las vías al socialismo. Alexis Capobianco, Hemisferio Izquierdo, noviembre 1917:

Una primera parte fue publicada en Hemisferio en diciembre:

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