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Gustavo Hellbusch Maldonado

Conflictos y conflictos: los medios de comunicación y "el campo"


Imagen: En el Viñedo (Diego Rivera, 1920)

La situación planteada por los reclamos de determinados sectores del agro amerita ahora (ya entrada la etapa de las repercusiones y los efectos), un análisis desde otra perspectiva que incorpore a la discusión algo más que el estudio de lo reclamado en sí mismo y su base conceptual y argumentativa. Está claro que los discursos emitidos en Durazno requieren ser desmenuzados y contrarrestados en estudios que pueden navegar desde lo económico – conceptual hasta lo filosófico si se quiere, pero esa no es la intención de este artículo. Ya habrá quiénes lo hagan y muy bien.

Un elemento medular que no debería pasar desapercibido, es el del aparato de difusión a través de los grandes medios de comunicación y su estrecha relación con la receptividad lograda, en tanto dichos sectores obtuvieron a la brevedad ser convocados para los próximos días por el propio Presidente Tabaré Vázquez.

Las preguntas que se imponen son: ¿Qué sectores de este país negocian tête à tête con el excelentísimo? ¿Qué rol ha cumplido la prensa nacional en todo esto? ¿La reacción del Gobierno hubiera sido la misma sin la difusión y las repercusiones del acto en Durazno? ¿Cuál es el camino para los otros sectores que emprenderán sendos conflictos durante el 2018, en lo que será el último mensaje presupuestal de esta administración y que no cuentan con el aparato estratégico de los medios, sino que, por el contrario (como es el caso de la Educación), gozan del desprecio intencional de la prensa pro Educación Privada? ¿Hay grandes puntos de desencuentro entre esta situación del Uruguay y la disputa profundizada desde el 2008 entre el Grupo Clarín y el Gobierno Kirchnerista en Argentina?

Pasemos a dar alguna que otra respuesta a estas interrogantes.

Está claro que los gobiernos no negocian de la misma manera con todos los sectores. Este caso es una clara muestra de ello. Vázquez entabla, en persona, mesas de intercambio sólo con estas agrupaciones, las cuales juegan a disfrazarse de víctimas, pero que ostentan poderes de victimarios: medios de producción y medios de comunicación. Ambos aspectos funcionan como mecanismos de presión que difícilmente un gobierno pueda evadir. Los riesgos son múltiples, máxime con las elecciones a la vuelta de la esquina.

Sobre los dos poderes básicos de este tipo de sectores, interesa particularmente analizar el segundo.

El pasado 23 de Enero asistimos a una cadena nacional al servicio de una parte de ese todo heterogéneo llamado “productores rurales”, y que se ha presentado bajo el nombre de "Autoconvocados". La cobertura de los medios de comunicación fue de una magnitud como pocas veces se ha visto. Por todo esto es que la función de la prensa merece un lugar en este debate. Las transmisiones en tiempo real no fueron casuales, así como tampoco las modificaciones horarias de las grillas televisivas y radiales.

Pasadas las 18 horas del martes 23, culminando el encuentro en tierras duraznenses, la página de internet del Diario El Observador titulaba: “Productores agrarios le dieron una cachetada a la indiferencia”, tomando una de las frases del orador Walter “Serrano” Abella. El título es elocuente y deja de manifiesto no ya la postura particular de El Observador, sino de casi todos los medios comunicativos uruguayos que, por un lado se presentan como meros difusores y transmisores de la noticia y por otro esconden que el impulso muscular de la cachetada les es propio.

Del discurso de Abella, El Observador selecciona lo siguiente: "Hoy rompieron todos los moldes, por encima de las gremiales, los partidos políticos, los sindicatos y los medios formales de comunicación".

Sobre esto caben dos apreciaciones. La primera, está claro que se plantee la lejanía con el aspecto sindical, por ejemplo. Ya lo planteó Marx en uno de sus manuscritos de Economía y Filosofía: "La unión entre los capitalistas es habitual y eficaz; la de los obreros está prohibida y tiene funestas consecuencias para ellos".

La segunda: resulta por demás cínico plantear que se ha roto el molde de los medios de comunicación, cuando los mismos han operado de forma evidente al servicio de esta causa. Por tal motivo, no hay tal ruptura, sí una alta dosis de demagogia, la misma que en el transcurso de su elocución, el comunicador de Cerro Largo critica: "Estamos cubiertos de hipocresía, cinismo y envueltos en una enfermedad que se llama demagogia. Alguien tiene que cambiar eso y hoy somos nosotros".

El diario El País, el mismo día pasadas las 19 horas titula: “Productores reclamaron baja del costo del Estado porque no se aguanta más”, citando un fragmento del comunicador Jorge Landi: "El Uruguay se cansó de mantener un Estado que es como un barril sin fondo, que en vez de achicar el gasto lo sigue aumentando y que sigue la fiesta".

Sobre esto se impone señalar dos aspectos que no deberían pasarse por alto. Salvo raros pasajes muy excepcionales en algún que otro discurso (el de Landi puede ser uno de ellos) el dilema planteado por este movimiento empresarial agropecuario se ha centrado básicamente en el aspecto económico de la tierra y es por demás obvio que así lo sea. En lo que respecta a los medios de comunicación no hay excepciones. De esta manera, el eje central de la situación es meramente mercantil, sin posibilidad de percibir que existen disputas por los sentidos que cada actor interviniente otorga a la tierra y fomentando una dicotomía que lejos estamos de superar entre el campo y la ciudad. No obstante, discursivamente se insistió en hablar de "El Uruguay" o "El pueblo uruguayo".

Desde el punto de vista comunicativo, este aspecto es fundamental. Lo que se comienza a establecer es la apropiación de la representatividad de todo aquel individuo que vive y trabaja en el campo y lo que es peor, la preeminencia de los intereses de un sector por sobre otros, porque de ello depende un País entero. Es allí donde aparecen los medios, legitimando estas posturas.

La situación no es nueva en la región, y alcanza con viajar diez años atrás y unos pocos kilómetros para encontrarnos con un caso por demás similar. Argentina ya vivió en el 2008 un extenso conflicto entre las entidades empresariales rurales y el Gobierno. El sector agropecuario, particularmente los empresarios de la leche, la carne y el trigo, cuestionaron a Cristina Fernández la ausencia de políticas que promovieran mayor rentabilidad. El conflicto se agudizó cuando el Ministerio de Economía resolvió crear un sistema de retenciones móviles para varios productos agrícolas. Ahora bien, el incremento de la conflictividad estuvo marcado por el accionar del grupo Clarín, cuyo monopolio de la opinión pública del vecino país comenzaba a verse afectado por la Ley de Medios del gobierno Kirchnerista.

La gravedad de la intervención mediática de este grupo ameritó un comunicado de la Facultad de Ciencias Sociales donde se señalaba que, si bien los medios de comunicación son empresas comerciales, "cabe reclamársele responsabilidad ética y función social distintivas". "Han existido expresiones de periodistas no corregidas, ni enmendadas por colegas o sus superiores, que lejos de importar afirmaciones de hechos o apreciaciones opinables, llenan de vergüenza e indignación por sus contenidos clasistas y racistas, y por la supina ignorancia que revelen”.

No tan distintos

Salvando las distancias, en tanto en Uruguay estas cuestiones aparecen de forma más solapada, podríamos estar asistiendo al “Efecto Clarín en la Banda Oriental”, donde los reclamos se instalan con más fuerza dependiendo de los vínculos entre los medios y los reclamantes.

Pongamos por ejemplo la situación de la Educación y lo sucedido en el 2013 y 2015.

Las movilizaciones, aún gozando de mayor participación que la del pasado martes en Durazno, lejos estuvieron de ser cubiertas de igual manera e incluso se fomentaba el rechazo hacia las mismas:

"Cualquier índice que se quiera elegir acerca de la enseñanza pública es sinónimo de fracaso. La educación estatal en todas sus vertientes hace décadas que se desplaza por una pendiente. Los intentos por introducir algún cambio chocan con el poder de los gremios docentes. La enseñanza pública está en punto muerto y hay 30 mil jóvenes que desertaron y el Estado no sabe cómo recuperarlos. Cada año esa cifra crece en seis mil nuevos desertores." (El Observador – Los peores de la clase)

¿Cuál fue la actitud de los Gobiernos de Mujica y Vázquez ante los reclamos en el plano educativo de los años 2013, 2015, 2017?

En los primeros dos casos, los reclamos docentes y las medidas de lucha se extendieron durante meses, con nulos resultados para la ANEP y la UDELAR, y con un aparato clarinezco radicalmente en contra. En lo que respecta al 2017, las instancias de negociación no escaparon a las extorsiones, lugares ya comunes en el MTSS, y duraron apenas un par de semanas. Esto demuestra la dualidad de criterios del partido de gobierno a la hora de negociar con unos y otros.

Está claro y reitero, a modo de síntesis, que hay conflictos y conflictos. Parafraseando "Rebelión en la Granja", tanto para el Gobierno como para los medios de comunicación, cualquiera sean ya sus intenciones de fondo, todos los sectores son iguales, pero unos son más iguales que otros.

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