Ilustración: Federico Murro (publicada anteriormente en el suplemento "Incorrecta", La Diaria).
"La consciencia de estar haciendo saltar el continuum de la historia es peculiar de las clases revolucionarias en el momento de su acción. La gran Revolución introdujo un calendario nuevo. El día con el que comienza un calendario cumple oficio de acelerador histórico del tiempo. Y en el fondo es el mismo día que, en figura de días festivos, días conmemorativos, vuelve siempre. Los calendarios no cuentan, pues, el tiempo como los relojes"
W. Benjamin
Como cada fin de año, llega el momento de la retrospectiva y el balance de lo que sucedió en los once meses precedentes. De este modo, diciembre arroja un guante que aquí recogemos en nuestro último número del año. Sin embargo, más que hacer un repaso de los principales –o más turbulentos- episodios de 2017, en este número de Hemisferio Izquierdo nos interesa acercarnos a la coyuntura política como abono para una discusión más amplia en clave de registro estratégico que atienda a las dinámicas complejas y multidireccionales de los fenómenos sociales.
El mapa político de América Latina está en proceso de reconfiguración con gobiernos ampliamente ubicados hacia la derecha del espectro político –tanto en expresiones políticas de derecha tradicional como de las llamadas “nuevas derechas” (de métodos bastante viejos, como se ve por estos días en la vecina orilla) - que plantean, en última instancia, interrumpir los contornos del pacto progresista que se venía dibujando no sin contradicciones en las últimas dos décadas. Asimismo, la fase regresiva del capital se afianza colocando en jaque a un progresismo sostenido por el flujo de la renta de los recursos naturales e inversiones directas. La cuenta la pagan los trabajadores y los sectores populares en general que se encuentran frente a un doble proceso de desvalorización de la fuerza de trabajo y la reorganización de fuerzas represivas desplegadas contra la organización política y social.
Parafraseando a Benjamin, Daniel Bensaid se refiere al tiempo estratégico de la política como un “tiempo fracturado, lleno de nodos y matrices donde se conectan y gestan eventos.” Creemos que es posible pensar cuáles son los nodos significativos que en nuestro tiempo político se van configurando, por más tenues que éstos parezcan. Y pensar también, por cierto, cuáles son los escenarios que se abren o entornan sus puertas. En nuestro país el ocaso del tercer gobierno progresista abre un espacio de incertidumbre, que puede albergar tanto una reedición de dicha fuerza política (con las particularidades de un nuevo ciclo sin la bonanza que supo caracterizar el periodo anterior) o el retorno de la derecha que asoma las narices envalentonada por el violento empuje reaccionario de los países vecinos. Entretanto, las luchas en lo social han transcurrido, por una parte, entre la contienda sindical contra pautas salariales regresivas y un escenario de ajuste atenuado, en una dinámica de movilización de baja intensidad. Por otra parte, la respuesta sostenida en las calles frente a la violencia patriarcal que este año se ha llevado la vida de decenas (34 al momento de cerrar esta editorial) de mujeres y niñas, articula una nueva semántica política y coloca a parte de la izquierda social en un lugar fortalecido para impugnar el sistema en su totalidad. El avance sobre los bienes comunes y las luchas por la tierra y contra el extractivismo como contrapartida, el completo estancamiento en el esclarecimiento de los crímenes cometidos en la última dictadura cívico-militar, el ojo blindado de su Inteligencia sobre la militancia política y social luego de la apertura democrática, un decreto anti piquetes que coarta la posibilidades de movilización social entre otros elementos, son aspectos preocupantes de nuestra coyuntura en los que se imbrican las complejas dinámicas sociales que, entre la agencia y la estructura, trazan la posibilidad de visualizar el “tiempo estratégico”.
Volviendo sobre una imagen de Carlos Quijano que utilizamos en nuestra editorial de diciembre del año pasado, en este diciembre continuamos insistiendo en propiciar “agujeros en la niebla” que nos permitan ver más allá de la política como gestión, mapearnos, convocar al hemisferio de las izquierdas a pensarnos y rearmarnos, a escucharnos y tender puentes, situados en la propia fractura donde habita el pensamiento crítico. Con ese fin fue que transitamos por el 2017 con nueve números: “La impugnación feminista. Capitalismo y patriarcado”, “El FA en debate, la mañana siguiente”, “Más allá de la gestión: Izquierdas, pensamiento crítico y cambio social en el Uruguay actual”, “Crisis, guerras y geopolítica en el siglo XXI”, “Crisis, progresismo y después: economía política del Uruguay progresista”, “Herencias invisibles: el pasado reciente en el Uruguay actual”, “Militancias libertarias en el Uruguay actual”, “De regreso a Oktubre”, “La izquierda al diván”, y este número que hoy presentamos: “Tiempo de fracturar los relojes”. También publicamos cinco separatas: “Ni una menos”, “Macri educador. El capital contra la educación en Argentina”, “El quehacer educativo: la palabra de los docentes”; “¿E agora, Brasil?” y “150 años de El Capital”. Dos números especiales: uno dedicado a Fidel Castro en el año de su partida, y otro al Che Guevara, a 50 años de su asesinato.
También publicamos un suplemento literario-político llamado “Iconoclastas”. Continuamos con el trabajo de Hemisferio TV produciendo nuevos contenidos audio-visuales. Organizamos charlas y debates que nos encontraron con nuestros lectores, "Crisis capitalista y América Latina", “Educación: del relato de la crisis al proyecto alternativo”, "Vigencia y actualidad de El Capital de Marx" y "Capitalismo y crisis ecológica". Realizamos nuestro primer concurso literario, “Las palabras no entienden lo que pasa”, en homenaje a Ernesto “Che” Guevara, el cual convocó a más de un centenar de participantes de toda América Latina. Para todas estas iniciativas contamos con la participación y colaboración de numerosos/as compas, que son parte de la comunidad hemisférica, que se ha ido ampliando continuamente.
Finalizando el año lanzamos también dos secciones nuevas, Arte engajado, destinada a los debates sobre arte y política, y Aquelarre, espacio de debate feminista, junto al lanzamiento del concurso de ensayos sobre el movimiento estudiantil, “Puños cerrados y corazones alzados”.
En todos nuestros números, separatas y actividades públicas buscamos poner en diálogo a las izquierdas, problematizando el mapa político de nuestro país pero también el latinoamericano, habilitando la palabra a los militantes que llevan adelante las luchas concretas y conforman el variado universo de las izquierdas, zurciendo un vínculo tan complejo como necesario entre academia y militancia en el esfuerzo permanente por colocar la cuestión político-estratégica en el centro de nuestros debates.