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Ruben López

La Izquierda uruguaya, los avances y la estrategia para los cambios. Sobre una entrevista a Pablo Me


Nota El presente artículo fue enviado por el autor el 26 de julio de 2017. En la sección Retruco publicamos los aportes de los lectores según la prelación en que éstos llegan a nuestra redacción. Por ello, su publicación se suele diferir algunos meses del momento de envío.

Los planteos de Pablo Messina en el reportaje de Hemisferio Izquierdo del 12 de mayo de 2017, abarcan una discusión muy actual, pero además permanente en la izquierda. La importancia del análisis, de la teoría, de definir la estrategia para el proceso de cambios revolucionarios, la necesidad de la superación del capitalismo, las condiciones objetivas, el papel de la voluntad.

Sobre las vías para la superación del capitalismo, dice: la estrategia debe estar basada en dos premisas.

“a) la necesidad de evidenciar las contradicciones del capitalismo,

b) convencernos y convencer que es posible construir una sociedad alternativa, más justa e igualitaria”

Se agudiza la crisis del Sistema

La crisis económico-financiera a nivel mundial se agudiza desde 2007/2008 (burbuja inmobiliaria y quiebra de Lehman Brothers), donde avanzan las fuerzas productivas desplazando fuerza de trabajo; de acumulación de riqueza y multiplicación de la miseria; crisis humanitaria mientras cada día se produce más y condena al hambre, la miseria, la muerte por enfermedades curables a la mayoría de la humanidad; la alocada carrera armamentista que apuesta a la guerra por parte del Imperialismo; monopolio y privatización del conocimiento, la información, la comunicación. Todo para mantener los privilegios y la tasa de ganancia.

La crisis política. El primer mundo ha perdido ya, para siempre, y desde hace tiempo, la posibilidad de seguir aumentando los ingresos y el bienestar de las masas, ha roto el pacto tras la continua acumulación de riqueza. La deslocalización de las industrias, la hiper explotación de las maquilas en Asia y otras partes del mundo, como consecuencia la pérdida de puestos de trabajo en los países centrales, ha impulsado a la ultraderecha por un lado, pero también fuerzas de izquierda que abandonan la prédica socialdemócrata, defensora del sistema, por programas radicales que denuncian la brutal concentración de capital y el peligro que corre la vida en el planeta.

Mientras, las bolsas siguen creciendo, el capital ficticio se multiplica, los puestos de trabajo de calidad disminuyen, se impone la inestabilidad, la inseguridad, la masa salarial decrece ante la creciente acumulación del capital, la economía real no logra recuperarse, limitada por la superproducción, la menor ocupación y los bajos salarios.

América Latina, con sus contradicciones, busca formas diferentes de desarrollo sustentable y enfrenta la agresión imperialista en los casos más confrontativos y la presión en todos.

En Uruguay la timidez del gobierno del FA no asume al enemigo e imagina “un estado de bienestar” del tipo europeo, sin mirar lo que pasó y pasa en Europa, el fin de aquel pacto de “Capital y Trabajo”, en beneficio del primero.

No es posible escapar a la contradicción: la producción social y la distribución individual, lleva inexorablemente a mayor concentración de la riqueza, las máquinas sustituyen la fuerza de trabajo, la productividad y la producción se multiplican en mundo, paradógicamente, empobrecido por la sobre-producción, se destruyen medios de producción, mercancías y fuerza de trabajo, profundizando la crisis.

Masas concientes, organizadas y movilizadas, para construir una alternativa

La gran inestabilidad en la realidad internacional plantea fuertes interrogantes sobre el futuro inmediato, grandes masas, trabajadores, pequeños y medianos propietarios con cierto nivel de bienestar, se ven desplazados al paro total o parcial, a la inseguridad.

La historia nos enseña que en los períodos de crisis amplias masas -hasta entonces indiferentes, aparentemente dormidas- pasan a la acción política más activa. De ahí que las fuerzas concientes del cambio deben estar preparadas -cosa que se hace en los períodos de reflujo- para el momento en se precipitan las contradicciones.

Seguimos a Pablo:

Es necesario derrotar “dos ideas peligrosas”

1. “..que son todos iguales, o incluso que los progresistas son aún peores que la derecha pura y dura”

2. “ no es posible cambiar la sociedad, siempre habrá ricos y pobres”

Aquí vemos sintéticamente dos visiones extremas en que se debaten los procesos progresistas en América Latina. Por un lado una izquierda “descafeinada” como la llama García Linera, desde una mesa de café pide “todo ya”, sin tomar en cuenta las condiciones, otra “izquierda” ganada por el pensamiento dominante, plantea la imposibilidad de cualquier cambio.

Y ninguna encara una respuesta.

Agrega Pablo, el abandono a elaborar una estrategia implica “adoptar la agenda del capital” y la izquierda “queda recluida en la marginalidad”.

Como planteamos al inicio, no es nueva. Rosa Luxemburgo en su polémica con Bernstein, decía:

“El fundamento científico del socialismo reside, como se sabe, en los tres resultados principales del desarrollo capitalista. Primero, la anarquía creciente de la economía capitalista, que conduce inevitablemente a su ruina. Segundo, la socialización progresiva del proceso de producción, que crea los gérmenes del futuro orden social. Y tercero, la creciente organización y conciencia de la clase proletaria, que constituye el factor activo en la revolución que se avecina.” (1899, Reforma o Revolución. Pag.14)

Como ayer, el objetivo y las contradicciones inherentes al sistema, en esencia los mismos, hoy se olvidan.

No es que el Sistema tenga un problema, el Sistema es el problema

Objetivar las contradicciones insalvables del sistema, elevar la comprensión, la capacidad de las clases subalternas para unirse, organizarse y volcar la correlación de fuerzas a su favor.

No olvidar los objetivos finales en aras de resolver cuestiones del momento, sino resolver el presente, con la vista en el futuro.

Coincidimos con Pablo: El desafío estratégico radica en conjugar las distintas luchas en torno aun proyecto común. “¿cómo articulamos esa pluralidad de actores sociales de forma efectiva?, y ¿para qué?”

¿Como? El “Principio Organizativo”

Si. El desafío es organizativo, pero también político, de clase, ideológico. Para derrotar a un enemigo muy poderoso es necesaria una Organización Política preparada para la inmensa tarea de aglutinar a ese 99% que, de una manera u otra, es expoliado por el 1% y que represente los intereses de los trabajadores.

Tomamos de A. Gramsci:

“Los análisis muestran cuáles son los puntos de menor resistencia, a los que pueden aplicarse con más fruto las fuerzas de la voluntad, sugieren las operaciones tácticas inmediatas, indican cómo se puede plantear mejor una campaña de agitación política, qué lenguaje será mejor comprendido por las muchedumbres, etc. El elemento decisivo de toda situación es la fuerza permanentemente organizada y predispuesta desde mucho tiempo antes, la cual puede ser lanzada hacia delante cuando se juzga que una situación es favorable ( y será favorable sólo en la medida en que exista una fuerza así, y esté llena de ardor combativo); por eso la tarea esencial consiste en curarse sistemática y pacientemente de formar, desarrollar, homogeneizar cada vez más y hacer cada vez más compacta y conciente de sí misma a esa fuente.” (Antonio Gramsci - Análisis de las situaciones. Correlaciones de fuerzas Antología- p.418)

Pablo nos trae un planteo muy importante, a nuestro parecer:

“la praxis transformadora debe ser tanto de disputa y antagonismo como de desarrollo creativo. En este marco, las experiencias autogestionarias son vitales..” “Todo este eje de disputa al capital .., debe poder articularse a su vez con las distintas expresiones del campo popular. Los movimientos territoriales que construyen y disputan urbanidad desde los barrios, los colectivos feministas que luchan contra el patriarcado, los movimientos ecologistas que pelean por la defensa de los recursos naturales. .. el desafío estratégico radica en discernir qué tan posible (y deseable) es juntarlos en torno a un proyecto común.”

¿Como articulamos la pluralidad de actores sociales de forma efectiva?

Hay que bucear en la experiencia de las luchas populares.

Retomar el concepto de Comuna, que Marx definió como “una corporación de trabajo” y que “la Comuna habría de ser la forma política que revistiese hasta la aldea más pequeña del país”

“Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los servidores públicos debían devengar salarios de obreros.” Elegibles y revocables en todo momento

Comuna. La Comunidad Local, su papel democratizador, base de la organización popular.

Apropiación efectivamente social del aparato productivo, implica:

  • La propiedad social

  • Acceso social a la Gestión

  • Apropiación de los conocimientos

  • Los ciudadanos puestos en posesión de un PODER POLÍTICO DE NUEVO TIPO.

Cuando hablamos de gestión, no es del simple mecanismo administrativo. No basta con “expropiar a los expropiadores”, es necesario “apropiarse” de los conocimientos , que no es un momento, es un proceso, no sólo aprender a utilizar las herramientas, sino dominar la “organización del trabajo”, sus distintas facetas, la correcta administración de los recursos: Planificar, Dirigir, Controlar.

Ser y sentirse dueños.

La Comunidad Local, el lugar donde se vive y trabaja. Desarrollar y profundizar la democracia significa participar en las decisiones; no en general, sino en particular en cada comunidad. El programa, que es nacional, se realiza en lo local. Lo universal se expresa en lo particular. Se expresa en resolver sus necesidades vitales, solidariamente: Trabajo, Vivienda, Salud, Educación, Cultura, Deporte, Recreación. Se podría resumir: que a nadie falte un plato de comida.

El movimiento obrero en el centro de este movimiento de masas.

Ello exige de los trabajadores ampliar su punto de mira, sus objetivos, el programa, cuidar la unidad de los sectores populares y la relación con el gobierno.

La hegemonía no se logra sólo con paros y huelgas -estamos en un período de CONSTRUCCION, de construir alternativas productivas, de redistribución de la riqueza, de gestión social- se necesitan otras formas de lucha, acciones para incidir en la conciencia de la población. Es necesario profundizar en el conocimiento, exponer con claridad, realizar propuestas concretas, informar y comunicar adecuada y masivamente.

¿Para qué? Programa de Transición. Amplitud y Profundidad

El Objetivo: superar el capitalismo, y el camino, tomando las palabras de Rosa: “La lucha por reformas es el medio; la revolución social, el fin.(1899, Reforma o Revolución. Pag.11)”

Y las formas:

“Cada lucha tiene que acumular fuerzas, arrancar conquistas, fortalecer la organización, echar músculos en la izquierda, formar nuevos cuadros, hacer una experiencia profunda sobre la cual nace la conciencia revolucionaria, raspar en la profundidad de las masas obreras, los sectores todavía no movilizados, no conscientes, arrastrar a las capas medias, asegurar una imagen y una política de unidad. Es decir, crear las condiciones para que cada lucha nos haga más fuertes y nos muestre como perspectiva. (...)” (Rodney Arismendi. Discurso 1987)

Pero poco y pocos nos preguntamos, en esa transición: ¿Que papel juega un gobierno de izquierda?

“La lucha cotidiana por las reformas, por el mejoramiento de la situación de los obreros en el marco del orden social imperante y por instituciones democráticas ofrece a la socialdemocracia el único medio de participar en la lucha de la clase obrera y de empeñarse en el sentido de su objetivo final: la conquista del poder político y la supresión del trabajo asalariado. Entre la reforma social y la revolución existe, para la socialdemocracia, un vínculo indisoluble. La lucha por reformas es el medio; la revolución social, el fin.(1899, Reforma o Revolución. Pag.11)”(Aclaremos que aquí Sociademocracia es el partido revolucionario)

“corresponde subrayar que Engels incluye el estudio de las formas que asume el estado burgués en un país determinado, como ingrediente obligatorio en la elaboración de toda hipótesis relativa a las "vías" de la revolución.” (Rodney Arismendi, Lenin la Revolución y América Latina. 1969)

Tanto Marx, como Engels y Lenin, diferencian claramente las distintas formas del Estado. No fue lo mismo la dictadura fascista, que el Gobierno de Pacheco, tampoco éste y los gobiernos batllistas de la década del 50. Y no son lo mismo, Blancos y Colorados -representantes directos de la clase dominante- que un gobierno del FA.

Ahora, una cosa es el hecho, otra la capacidad para ser protagonista, aprovechar ese avance indudable en la correlación de fuerzas -que es ser gobierno-, o dejarlo pasar.

La falta de estrategia, de un proyecto propio de país, impide al gobierno y al FA, dar respuestas a los desafíos de hoy.

La situación exige retomar el pensamiento estratégico, desechar esa vieja y mala idea de que el espontaneísmo es alguna garantía para los procesos populares. “Recuperar la discusión teórica y la ofensiva programática” pues “cambiar radicalmente nuestra forma de vida, requiere indefectiblemente una modificación de las estructuras, la ruptura del orden instituido, modificar las relaciones de poder....” nos plantea Pablo

En el marco de la situación internacional, de crisis por un lado y de dominio del Gran Capital por otro, el objetivo central de superar el capitalismo no está en el orden del día. No ocurrirá ya, pero será necesario iniciar ese proceso, ir debilitando al Gran Capital, a la vez que se promueve y fortalece la propiedad y la gestión social. Identificar los sectores estratégicos y promover la complementación productiva con los pueblos latinoamericanos.

La otra opción es perpetuar el sistema capitalista.

Gobierno y Poder

Aquí tenemos una diferencia o un matiz con la exposición de Pablo.

La necesidad que el Gobierno juegue un papel determinante en el proceso de acumulación de fuerzas, el fortalecimiento de la Organización Política, el movimiento de masas afirmado en la Comunidad Local y el movimiento obrero, que logre debilitar el verdadero Poder, que es el económico, de quienes detentan la propiedad.

Desarrollar un Frente Democrático, fortalecer las organizaciones populares, para los momentos decisivos que vendrán, sin duda.

Con la particularidad, inédita en el país: El gobierno de izquierda, parte del poder, ganado por la lucha popular tras largos años. Elemento que ha sido despreciado, tanto por quienes desde el gobierno afirman que no hay posibilidad de avanzar más, como en los detractores, sosteniendo que “todos son iguales”.

El Gobierno no es el Poder. Pero es parte del Poder.

No podremos procesar los cambios profundos, sin atacar las bases del poder y éstas están en las relaciones de propiedad, que permiten a unos pocos vivir del trabajo de la mayoría. Derecho de propiedad cuya base jurídica es el Estado. Como planteara Marx, cambiar esa base jurídica implica “destruir el aparato burocrático militar” que la sostiene y construir un nuevo orden sobre sus ruinas, hacia el reino de la libertad, el desarrollo de la individualidad en toda su “extensión imaginable”.

No será en un instante, será un largo proceso, para lo cual el acceso al gobierno es un paso necesario, que no debemos despreciar, ni sobrestimar.

La historia nos enseña que los cambios se hacen irreversibles cuando las nuevas ideas, los hábitos, las costumbres, son patrimonio de grandes masas, sustentadas por una nueva base material en la sociedad.

Y ese período de transición, necesita de la fuerza organizada y conciente de las clases subalternas para derrotar el inmenso poder económico dominante y, la fuerza más increíble y poderosa: la costumbre de miles de años que mitifican la idea de un hombre superior y la gran mayoría puesta a su servicio.

El acceso al Gobierno fue un salto cualitativo, como lo fueron en su momento la unidad obrera en la CNT y la unidad de la izquierda en el Frente Amplio. Es parte de aquella estrategia de acumulación de los años 50 y 60 del siglo pasado; que Seregni resumió: “La disyuntiva de hoy es muy clara: o la oligarquía liquida al pueblo oriental, o el pueblo oriental termina con la oligarquía.” (Liber Seregni 26/03/1971)

El verdadero poder, es el Poder Económico, entonces, el centro de la estrategia debe ser enfrentarlo, Oligarquía e Imperialismo, disputarle la propiedad, la gestión social, la plusvalía. Para ello el Gobierno es una palanca fundamental.

¿Cuales son las tareas, en ese camino de reformas?

En lo inmediato, las tareas y las formas de lucha son aquellas que “resuelven el problema principal de toda táctica revolucionaria, la conquista de las masas”.

Avanzar en democracia -en permanente relación con la Comunidad, los trabajadores, los sectores de propietarios pequeños y medios-

Participación real en la toma de decisiones. Apelar a la iniciativa de la gente, su capacidad de dar, de sacrificio, de solidaridad -no sólo por dinero- sino como constructores de una nueva sociedad, promotores del cambio. Es necesaria la voluntad de transformar, no sólo la capacidad técnica.

El Gobierno es una herramienta esencial en “la lucha por reformas”. Afirmado en la voluntad popular para terminar con el dominio de la Oligarquía.

La Comunidad Local puede ser la base de ese gran movimiento de masas, donde se manifieste la voluntad popular y se materialice un nuevo orden social, desde la sociedad civil.

El Movimiento Obrero columna vertebral de ese proceso de cambios.

Preparar la Organización Política, articulando en cada lugar, barrio, pueblo, con el movimiento obrero organizado, la Comunidad, el gobierno nacional y local, encabezando la lucha y la movilización, por soluciones. En la elaboración de una estrategia que una al 99%.

Acciones para debilitar la concentración del capital y favorecer la propiedad social.

Una distribución más justa, sólo será posible a través de la limitación de la propiedad privada. Ninguna ley, reforma o impuesto ha podido detener la acumulación de riqueza.

Como ejemplo: en 2016, ocho personas eran dueñas de la misma riqueza que la mitad de la población mundial, a junio de 2017 son cinco.

Medidas del Gobierno. Las empresas estatales, las compras del gobierno. Promoción para la formación de conglomerados con cooperativas, pequeñas y medianas empresas privadas, capaces de competir con el Gran Capital, en las distintas esferas de la economía.

La propiedad y la gestión social. Fuerte intervención en la economía, la democratización y la participación real, promoviendo lo colectivo frente a lo privado.

El Estado, la propiedad pública y esencialmente la participación de los trabajadores directos en la planificación, la dirección y el control del proceso de producción y la distribución de los resortes más importantes de la economía para el desarrollo de un nuevo orden social más justo, solidario.

“ La gente nos va a seguir apoyando o nos va a rechazar por como administremos la economía, por como orientemos la economía. Entonces una cosa es escribir o enfrentarse a un gobierno neoliberal, privatizador, que no ha hecho nada por el país. Y otra cosa es, bueno aquí ya estoy en gestión de gobierno: ¿Qué se hace? ¿Qué se hace con el presupuesto? ¿Qué se hace con la inversión? ¿Qué se hace con los impuestos? ¿Qué se hace con la educación, en concreto, en práctico? Y ahí ya no hay Lenin, ya no hay Mao, ya no hay el Che, ya no hay Gramsci, es tu realidad concreta, tu correlación de fuerzas, tu estructura social, ... cada vez que un gobernante progresista y revolucionario tiene que tomar una decisión siempre tiene que preguntarse si favorece o no favorece a su núcleo duro; aquel que no nos va a abandonar nunca, a los más pobres, a los más humildes.” (García Linera, Homenaje a Massera, 2015-11. Montevideo.)

No ocurrirá ya, pero una Revolución en las formas de vida de la gente, sólo se produce con la lucha consciente y para que sea posible es necesario iniciar ese proceso.

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