Precede a la FAU una larga historia, ella tendrá su influencia en varios aspectos. Ya más cerca en el tiempo, tenemos lo que hay concretamente de expresión libertaria en la década del 50: presencia en sectores obreros y estudiantiles. Habla de ello la lucha antifascista y tercerista en el medio universitario, una serie de conflictos obreros con incidencia de acción directa y poco más adelante la lucha de los gremios solidarios de 1951-52.
La FAU es fundada en octubre de 1956 y en ella confluyen militantes sindicales, barriales, así como sectores juveniles y estudiantiles agrupados en las Juventudes Libertarias, varios compañeros y compañeras militantes que venían de 1910, 1920 y 1930. También algunos militantes españoles refugiados aquí.
La nueva Organización, como intento de organizar políticamente a los anarquistas uruguayos debía actuar en un país y en un continente que comenzaba a verse sacudido por la crisis y por la profundización de la lucha popular, y donde la injerencia imperialista, especialmente la de Estados Unidos, se hacía cada vez mayor y enfrentaba crecientes resistencias. Estaba la reciente instrumentación yanqui de golpe de estado contra los planes de reforma en Guatemala. Eran también los años de la Guerra Fría, de la invasión a Hungría por las tropas rusas, de la intervención franco-anglo-israelí como respuesta a la nacionalización del Canal de Suez y de las triunfantes guerras de liberación contra el colonialismo en África y Asia. Poco más adelante la llegada de la Revolución Cubana.
La FAU se desarrollará anclada en la tradición revolucionaria bakuninista, en las posiciones organicistas que tuviera Malatesta uno de sus portadores más reconocidos, en experiencias y epopeyas de la Revolución Española, de cierta influencia clasista del anarcosindicalismo y tomando la tradición de los métodos de acción directa. Al mismo tiempo, la Organización y sus militantes son conscientes de que su actividad se debe desarrollar en un continente y en un país con las características específicas de lo que comienza a ser llamado Tercer Mundo. Hay prevenciones sobre el eurocentrismo. Nuestra militancia tiene presente el momento histórico, el nuevo contexto en el que debe desarrollar su acción, la necesidad que ello conlleva de ubicar los problemas de este tiempo, con cabeza propia, para operar en consecuencia.
El común denominador teórico para la militancia que ha procesado esta tarea política es el especifismo. Esta concepción del anarquismo es tomada como una fuerte referencia general, queriendo significar con ello que se está en la construcción de una organización política anarquista. El referente teórico de mayor peso es en aquel momento Enrique Malatesta. Esto no implica -ni siquiera se discutió tal asunto-, que se tomarán todas las ideas y propuestas de Malatesta, tal como fueron dadas en su momento histórico. No obstante, muchas de sus opiniones teóricas, políticas y proposiciones para actuar en el medio social-popular fueron especialmente consideradas, sirvieron de inspiración. Vale decir que desde el comienzo el especifismo de FAU, si bien tiene como referente a Malatesta, no toma, digamos, muchos de sus planteos, de sus proposiciones ni incluso de sus polémicas con otras corrientes del anarquismo. De sus polémicas sí merece especial atención su refutación del individualismo que fue ampliamente compartida. Bakunin es el otro fuerte referente. También de él se toman algunas temáticas que son las que FAU en ese momento, y en función de tiempo y lugar, prioriza. Limitada es le influencia de Kropotkin, pero de él es tomada la concepción de comunismo libertario, algo nada menor. Un comunismo que será una guía, de profundo anticapitalismo, presente ayer, hoy, mañana y siempre como horizonte de firme esperanza en esa lucha por una sociedad distinta.
Se van estudiando temas, desarrollando accionar, sorteando dificultades, teniendo aciertos y errores en esa fluida lucha social que un momento histórico revuelto plantea. Una obsesión lo empuja: poner en escena una propuesta y una ideología que se considera totalmente vigente. Vendrán dificultades internas que serán rápidamente superadas y que no impiden la continuidad de la estrategia libertaria diseñada.
Para la burguesía un modelo de país entra en crisis y se intentará el reacomodo suprimiendo derechos y conquistas obreras y populares. La represión se intensificará y será en tal coyuntura un instrumento principal de la estructura dominante para efectivizar el modelo que le permita seguir adelante con sus brutales privilegios. Desde el poder un giro hacia la derecha intenta avanzar a fondo. Los enfrentamientos populares a la regresión y represión se hacen frecuentes.
Hubo en FAU desde el comienzo la preocupación por manejar una estructura conceptual capaz de sostener con el mayor rigor posible los variados discursos de acción. Una estructura conceptual pensada en movimiento, con posibilidades de cambio en función de los nuevos aportes que surgían a nivel del conocimiento. De este cuerpo conceptual se discutían aspectos generales y se sobreentendían muchos otros. Había rechazo al esquema arquitectónico de infra y superestructura; preocupación especial por conceptos como: el poder y el Estado; economía, política e ideología y su articulación e interacción; papel de la utopía, ciencia y socialismo; rechazo al intento de sacar el clasismo solo de la estructura económica; reformismo y revolución; pacifismo y violencia revolucionaria; método y contenido; sobre elementos permanentes de la estructura capitalista; rechazo al evolucionismo y progresismo.
Puede decirse que a partir de 1963 comenzó a plantearse con más rigor el sistematizar temas teóricos, procurando organizar la estructura conceptual que sostendría los distintos discursos con la adecuada coherencia. Convencidos de que una organización política precisaba una herramienta (o caja de herramientas) conceptual consistente que ayudara, que fuera guía, de la estrategia de ruptura que se deseaba llevar adelante, que habilitara ella lecturas lo más rigurosas posibles de la realidad social y de la construcción de los consiguientes lineamientos políticos a poner en práctica. Esto no quedó como un enunciado o un buen pensamiento deseoso. Para decirlo rápido, se encaró esto como cualquier otro frente de trabajo, tratando de que tuviera la misma regularidad y planificación.
Solo mencionamos, lo más sintéticamente posible, los más relevantes conceptos que en aquel entonces fueron objeto de preocupación y trabajo.
Al mismo tiempo, frente a la situación que se vivía la Organización creyó necesaria la adopción de formas organizativas que le permitieran llevar adelante las diversas actividades a encarar: públicas algunas y también semiclandestinas o clandestinas otras.
La inserción de la Organización en el campo popular había tenido un importante crecimiento en los años que van de 1963 a 1968, tanto en el campo sindical, como estudiantil y barrial. Igualmente su actividad política fue en aumento.
Un Decreto del gobierno declara ilegal a la FAU, junto a otras organizaciones, a fines de 1967. Esto no toma totalmente de sorpresa, se esperaban golpes represivos. Por ello no fue difícil continuar el conjunto de la actividad, que significó incluso, en poco tiempo, aumento del crecimiento.
Mantuvo entonces, en esta nueva situación, que duró hasta 1971, una actividad regular y fue en aumento también su incidencia político-social hasta el momento mismo de la llegada de la dictadura.
Desde 1964 en adelante la coherencia y eficacia de la Organización resultó mucho mayor. Fue creadora y dinamizadora de frentes de trabajo que lograron presencia y peso a nivel nacional, fundamentalmente a nivel de su capital. Participó activamente en la fundación de la CNT. Coordinó internamente y con otras fuerzas su participación en el importante Congreso del Pueblo. Hizo el llamamiento para la creación de la Tendencia Combativa. Integró el Coordinador, organismo con preferencia de lucha armada, con organizaciones como MLN, MIR y otros.
Participó, junto a otras fuerzas políticas, en un diario de cierta relevancia: Época, que expresaba a la izquierda de tono combativo. Jugó FAU parte activa en la elaboración de un documento conjunto con estas fuerzas que apuntaba a acuerdos puntuales que permitieran una acción común en importantes zonas estratégicas.
En esos momentos la Organización sufrió diversos golpes, compañeros presos y torturados, la propia organización legalmente perseguida durante casi cuatro años.
Hasta 1971 la FAU realizó su actividad desde una situación de clandestinidad. En este periodo algunos de sus locales clandestinos cayeron y algunos de sus militantes tuvieron que actuar totalmente en la clandestinidad, pues aparecían públicamente requeridos. Por momentos tuvo a más de la mitad de su Junta Federal detenida en cuarteles.
La FAU ya había logrado desarrollar formas organizativas y de actividad que le permitieron mantener su funcionamiento, ya sea en los distintos sindicatos donde nuestros militantes actuaban, en los organismos de dirección de la CNT, en el movimiento estudiantil, en tareas políticas, en las de acción directa armada. No se descuidó la lucha ideológica contra el reformismo y el colaboracionismo obrero, fundamentalmente expresado por el Partido Comunista. Se logra sacar y distribuir su prensa semanalmente durante todo el tiempo de clandestinidad: Cartas de FAU.
También en condiciones de clandestinidad se realizan eventos internos consultivos y resolutivos, incluso de cambio en su Junta Nacional.
De no menos importancia es la discusión y acuerdos puntuales con otras fuerzas revolucionarias; manteniendo nuestra independencia ideológica y política. Está la firme convicción de que las orientaciones de tipo socialdemócratas, reformistas, conviven bien con el sistema y cierran camino al cambio profundo. Que la experiencia social vivida indica que hay cambios, orientaciones, uso de instrumentos, utilización de instituciones que deben ser desechadas si es que queremos ir conformando reales fuerzas de cambio. Que todas esas prácticas que se hacen a nombre del “realismo”, “madurez”, y que se insertan en los mecanismos y dispositivos del poder dominante no conducen finalmente más que a espejismos y reproducción del sistema. No se trata solo de negar y estar en contra, eso está claro, se trata de ir construyendo una línea estratégica que sí apunte en cada momento de las diferentes luchas a la forja de nuevas relaciones sociales.
En 1968, ya en la clandestinidad, después de una decisión orgánica que previamente realiza evaluaciones estratégicas, a iniciativa de nuestro militantes, distintos grupos obreros y estudiantiles dan vida a la ROE (Resistencia Obrero-Estudiantil) que actuará con amplitud pero también como frente de “masas” de matriz libertaria. En la ROE actúan militantes de FAU con distinto grado de responsabilidad en la dirección de los sindicatos tales como industria del caucho, gráficos, bancarios, del gas, puerto, industria metalúrgica, textiles, industria química, refinerías de petróleo, transporte, sanidad, industria alimenticia, ferrocarriles, empleados de la Universidad, etc. Los y las estudiantes son fuertes fundamentalmente en el Instituto de Magisterio, especialmente entre los de Enseñanza Secundaria, pero débiles en la Universidad donde sólo están presentes en pocas Facultades (Humanidades y Medicina). Al poco tiempo de constituida la ROE ya cuenta con fuerza social para marcar presencia callejera. Resalta la cantidad de estudiantes de Secundaria que dinamizan la acción. La ROE estará presente en diversas y constantes peleas callejeras: solidarizándose con conflictos obreros, reclamando por libertad de presos, enfrentando la represión y en combativas reivindicaciones estudiantiles. Desde 1968 a 1972 estuvo presente, con entrega y decisión en las luchas populares, permanentemente reprimidas, enfrentando directamente a las bestias del sistema. Las luchas sociales de todo ese tiempo contaron con su participación abnegada y convencida. Obreros y estudiantes de la ROE fueron uno solo en cuanto a respuesta a la política antipueblo en curso en todo ese periodo.
Al mismo tiempo ya el peso de la Organización en el movimiento obrero y popular reviste importancia. Marca una línea de trabajo combativo y cuestionador del sistema. Fue puntal del trabajo de Tendencia que nucleara a los partidarios de formas de trabajo no burocráticas, sí participativas y movilizadoras.
Paralelamente a la actividad de masas, a determinada altura, actuará la OPR 33 (Organización Popular Revolucionaria 33 orientales), aparato armado de la FAU que llevará adelante con bastante éxito una serie de acciones: sabotajes, expropiaciones económicas, secuestros de empresarios patronales particularmente odiados por el pueblo, también apoyatura armada a huelgas y ocupaciones de fábricas después de una cuidadosa evaluación de la situación.
La FAU inserta su acción armada en una óptica política e ideológica muy distinta de la de la mayoría de los movimientos de liberación latinoamericanos, en gran medida influenciados por el castrismo cubano y los teóricos del "foco guerrillero". El accionar de la FAU a través de la OPR 33 tiene más bien algún parentesco con el de los compañeros de los grupos armados españoles vinculados a la FAI (Federación Anarquista Ibérica) de la década de los 20-30. Claro está que acusando recibo adecuado del contexto histórico que debe enfrentar y de la articulación global que deben tener sus distintas instancias militantes.
Se establece para el aparato armado solo autonomía táctica, todos los operativos político-sociales son resueltos por la instancia política global. Se estima que su desarrollo y el tipo de violencia que ejecute deben guardar relación con el desarrollo de la lucha global del movimiento obrero-popular en el país.
Se procura evitar niveles de violencia que queden fuera de contexto y aíslen. Al mismo tiempo se toman una serie de medidas de funcionamiento para prever y con miras a evitar deformaciones "militaristas". Combatir toda cultura de obediencia. A tales efectos se organiza una actividad de formación que apunta a determinada construcción subjetiva.
Por otro lado tenemos que el país sufre una profunda crisis económica y política, la "clase política" no da repuesta a los problemas urgentes que el mantenimiento del sistema plantea. Hay en el país ya instalado una dictadura constitucional. El movimiento obrero-popular responde ante quite de libertades y derechos. Organizaciones de combate marcan cierta presencia. Es todo un periodo de fuerte represión y enfrentamientos sindicales y populares. Entra el Ejército en escena y hegemoniza la represión. En diferentes lugares, también en el Parlamento, hay denuncias de brutales torturas en los cuarteles. Las llamadas “Fuerzas Conjuntas” (Ejército y policía) suman a su labor de represión física una labor de tipo ideológico, tratan de difundir confusión y miedo a través de comunicados puestos en los distintos medios de comunicación que utiliza.
En dos o tres meses la represión prácticamente desmantela el MLN (Tupamaros).
En un marco inseguro y de descenso de las luchas, con inminente amenaza de dictadura, la Organización evalúa la situación y considera necesario replegar parte de su fuerza. Dejará en el país el grueso de la militancia vinculada al medio obrero-popular. Hay en ese momento una treintena de compañeros en condiciones de clandestinidad la mayoría de ellos son de la tarea OPR y se trasladarán. Así los compañeros de OPR se cuentan entre los primeros que la organización evacúa. Ellos se encargarán en lo inmediato, en la Argentina, de lograr los medios económicos para una lucha contra la dictadura que se prevé dura y larga. Está claro que aquí no caben consideraciones de peruanismos ni diálogos con militares, tema tan en boga en parte de la “izquierda”. Se estima que la Organización debe tomar las medidas pertinentes que permitan durar en el tiempo y en presumibles condiciones muy duras. “Durar haciendo, durar luchando” se dirá por ese entonces.
En junio de 1973 con la implantación de la dictadura militar, se completa el proceso de tiranización del país en un continente marcado por la presencia de dictaduras militares en Brasil, Chile, Bolivia, Paraguay, etc. Ya en ese momento centenares de presos políticos pueblan las cárceles de Uruguay, la mayoría de las organizaciones revolucionarias han sido diezmadas. La FAU vuelca todos sus esfuerzos en la huelga general que durante quince días paralizará el país. Debe redoblar esfuerzos ya que la fuerza mayoritaria, el PC, repliega en ese momento gran parte de su fuerza militante y procura determinado diálogo con los militares. Militantes de ROE van a una y otra fábrica ocupada a llevar material informativo que es casi inexistente. La huelga general sobrevive en la memoria de los trabajadores uruguayos como ejemplo de su decisión de lucha.
En estas condiciones, la FAU ordena ahora la evacuación de más militantes hacia Buenos Aires, con la intención de iniciar desde ahí las tareas políticas que impone la resistencia contra la dictadura. Allí ya se encuentran de poco tiempo atrás los "más quemados": parte de la Junta Federal y los compañeros de la OPR.
En parte del año 73 y durante 74 la Organización desarrolla una importante labor desde la Argentina. Apuntalando el trabajo en Uruguay. Se ha logrado mediante un secuestro por el que se cobraron 10 millones de dólares los medios materiales necesarios para sostener una larga resistencia. Se mantuvo con consecuencia la consigna: “durar luchando”. Esto que fue en muchos casos hasta la muerte.