Imagen: El Popular, 29 de noviembre de 1985, página 9.
El presente artículo pretende ser una introducción en el abordaje histórico de lo que fue una de las más importantes instancias de deliberación del movimiento obrero luego del período de la dictadura civil-militar; el III Congreso del PIT-CNT.
Está basado fundamentalmente en el testimonio de diversos dirigentes sindicales y de notas de prensa de la época.
El III Congreso del PIT-CNT tuvo lugar del 27 al 30 de noviembre de 1985, y fue el intento de fusión de ‘dos’ generaciones de sindicalistas (los pertenecientes a la antigua CNT (Convención Nacional de Trabajadores), y los integrantes del nuevo PIT (Plenario Intersindical de Trabajadores)). En torno a este último, se habían nucleado los militantes y trabajadores que protagonizaron la reorganización sindical durante 1983 y 1984, y fueron protagonistas directos, con sus luchas, de la culminación del régimen dictatorial.
El Congreso fue inaugurado con un importante acto en el Palacio Peñarol, el escenario se encontraba adornado con una pancarta que expresaba la consigna de la actividad; “Afirmar la organización, soluciones ahora, nunca más dictadura”, e iba acompañada de los retratos de los dirigentes León Duarte y Gerardo Cuesta. [1]
Esta especial instancia tenía lugar luego de 11 años de dictadura, por lo cual uno de los puntos más importantes de la discusión y del temario sería el punto de balance del período transcurrido desde el segundo Congreso en 1971 hasta ese momento y las perspectivas para la acción inmediata y más a largo plazo. El Congreso también abordaría el debate sobre el programa de soluciones y la elección de la Mesa Representativa[2].
Vista del escenario del III Congreso del PIT-CNT, Semanario El Popular 29 de noviembre de 1985.
El inicio de la deliberación puso de manifiesto las fuertes divergencias que existían al interior del movimiento sindical. Se estima que 506 delegados representantes de 27 sindicatos, de un total de 1256 delegados[3], se retiraron del Congreso.[4] A pesar de este quiebre el mismo continuó sesionando hasta culminar.
Los detonantes de la fractura estuvieron relacionados a diferencias en la participación de algunas delegaciones en el Congreso; la corriente mayoritaria (vinculada al Partido Comunista del Uruguay (PCU) se negaba a reconocer la participación autónoma de UTAA (Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas) y exigía que lo hiciera a través de la FENARU (Federación Nacional de Asalariados Rurales), planteaba además la participación de la enseñanza como una única coordinadora y no como sindicatos individuales. Además de estas diferencias, se suscitaron irregularidades con las delegaciones electas de los trabajadores de la Seguridad Social, y del sindicato de empleadas domésticas. Según afirmó el semanario El Popular; “la mayoría manejó las distintas polémicas con flexibilidad, aceptando las propuestas de los sectores de la enseñanza, del reclamo del ingreso de UTAA, de las trabajadoras domésticas, y otros.[5] Para los comunistas la única razón que explica el porqué los delegados se retiraron es que constataron en la primera votación que eran minoría.[6]
Los delegados que se fueron del Congreso expresaron diversos enfoques sobre las causas de su retiro, pero la mayoría coincidió en la carencia de democracia sindical y la negativa al respeto de las minorías. Rubén Márquez obrero textil señalaba: “nos retiramos y no convalidamos el Congreso porque convalidarlo sería reconocer que acá hubo compañeros que no pudieron participar en el Congreso porque se les imponía funcionar como lo que no son”.[7]
Por su parte Carlos Pereira dirigente de FUNSA y del PIT afirmaba: “se habla de problemas concretos pero desde antes del Congreso existió la actitud política de una mayoría que pretendió pasar por arriba al resto en todo (…) Había ahí una actitud arrasadora que provocó que en el Congreso explotara la cosa”.[8]
Los protagonistas que se retiraron pertenecían a diversas corrientes políticas (trotskistas, anarquistas, socialistas, militantes del Partido Nacional, del PVP, vinculados al MLN, entre otras). Mientras que aquellos que se quedaron en el Congreso eran fundamentalmente militantes y afines al Partido Comunista.[9]
El gran crecimiento del movimiento sindical en el período de transición y las formas que adquirió la reorganización de los sindicatos agudizó la puja de las diversas corrientes políticas por el control del movimiento sindical, en un contexto de ascenso en la movilización popular.[10] El fondo de las diferencias organizativas respecto de la representación de los delegados estaba directamente vinculado a este problema.
Leonel Revelese dirigente de la Asociación de Loterías y Quinielas aporta en este mismo sentido, afirma que el problema estaba vinculado a que “había una crisis de dirección sindical en el seno del PIT-CNT que estalló en el 3º congreso. Notoriamente la dirección mayoritaria del PIT-CNT intentó regimentar a los sindicatos”.[11]
Por su parte Georgina Hambrook, dirigente de sindicato de Judiciales y de COFE señala: “(…) había diferentes visiones de cómo y qué se entendía por democracia sindical .La cuestión no era la forma cómo se expresaba la democracia sindical, sino el contenido de la misma. No se podía aceptar que no se permitiera expresarse a compañeros o sindicatos que pensaban diferente a la mayoría”.[12]
Están tensiones que se manifestaron en el III Congreso, ya se habían evidenciado antes en la interna de algunos sindicatos, a partir de la liberación o retorno del exilio de los viejos dirigentes de la CNT. Muchos de ellos ocuparon sus antiguos lugares sin contemplar que en ellos se encontraban una nueva camada de dirigentes que habían sido los protagonistas de la reconstrucción sindical aún bajo la dictadura.[13] Este fue un elemento que repercutió en los sindicatos porque no siempre se logró una comunión entre ambas generaciones. Algunos autores y varios sindicalistas plantean que las causas de la crisis deben buscarse en el enfrentamiento o choque entre dos generaciones distintas, entre dos modos de sindicalismo diferentes expresados en la vieja y heroica CNT, y el nuevo y combativo PIT.[14] Mientras que la CNT representaba un sindicalismo estructurado y fuertemente centralizado, que se había mantenido unido, y se había probado en los años ‘duros’ de profundas crisis y represión, el PIT tenía sus propias particularidades, expresaba una nueva modalidad, que encontraron aquellos militantes que se dieron la gran tarea de reconstruir bajo la dictadura nuevamente los sindicatos. Se trataba de una forma - producto del propio contexto represivo, y las pocas condiciones materiales – más de base, que nucleaba a todos los sindicalistas en instancias del tipo de coordinadoras, sin demasiadas estructuras, ni aparatos sindicales. No puede sorprender entonces las diferentes concepciones de democracia sindical que se manifestaron en el III Congreso y que derivaron en la crisis más importante del sindicalismo de las últimas décadas.
Sin embargo, la causa de esta ruptura no se explica solamente a partir de este factor (que es sin dudas relevante), pues es la expresión de un proceso más complejo que atraviesa a todo el movimiento obrero y que tiene raíces políticas en las diferencias tácticas y estrategias de las distintas corrientes sindicales que se expresaban y que se ponían en cuestión en el marco del balance del proceso anterior a la dictadura, de la propia huelga general, así como de la transición democrática es decir del propio presente.
Refiriéndose al informe de Balance y Perspectivas que se discutió de cara al Congreso en todos los sindicatos, Ángel Toledo confirma las diferencias existentes y plantea los debates que se expresaban en el movimiento sindical días antes de que comenzara a funcionar el máximo órgano del PIT-CNT: “Una de las invenciones que andan por ahí, lo que yo digo claramente falsificaciones es que la dirección de la CNT no operó en función de instrumentar la huelga general que estaba resuelta por congresos anteriores, y muchas discusiones del movimiento sindical, sino que la huelga fue espontánea”.[15] Resonaba aún dentro del movimiento sindical el documento de las ‘tres f’ que se emitió luego de culminada la huelga general, y establecía un balance crítico al accionar de la dirección de la CNT durante todo el período y en el marco de la huelga general y su levantamiento. Todo esto estuvo sobre la mesa, en el debate de los sindicatos, incluso la estrategia previa al golpe; el apoyo a los comunicados 4 y 7, así como la manifestación por parte de la central de ciertas expectativas en un ala progresista de las FF.AA.[16] Por ejemplo, según testimonios de sindicalistas, COFE (Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado) fue uno de los sindicatos que presentó al Congreso un documento de balance crítico sobre la orientación de la dirección mayoritaria frente a la crisis de febrero de 1973.
La crisis que se manifestó en el III Congreso del PIT-CNT finalmente fue resuelta a través de reuniones entre las distintas tendencias en las que José D'Elía actuó como mediador con el fin de encontrar acuerdos. Finalmente, la mayoría de las corrientes que se retiraron del III Congreso accedieron a suscribir el acuerdo, que se aprobó en la Mesa Representativa del 9 de diciembre de 1985 y que convocó un Primer Congreso Extraordinario del PIT-CNT para el mes de julio de 1986, con la resolución del temario a tratarse y la conformación de una Comisión Preparatoria ‘plural’, más conocida como la ‘Comisión de los 20’, por estar constituida por esa cantidad de organizaciones. Entre otras cosas esta comisión tenía como finalidad realizar el control de los afiliados y fijar criterio en cuanto a los padrones.[17]
En definitiva el Congreso Extraordinario que se realizó el 29, 30 y 31 de mayo de 1987 bajo un contexto político diferente, (signado por la puesta en marcha del régimen encabezado por el presidente Sanguinetti), y con organizaciones sindicales ya constituidas y nuevamente estructuradas, y con un movimiento sindical mucho más regimentado, saldó las diferencias que se habían manifestado en 1985. “Se realizó un ajuste de aspectos reivindicativos, programáticos, un reconocimiento un tanto deslucido de la comisión de algunos ‘errores’, y el trazado de lineamientos de acción en torno al futuro. Todo se orientó dentro de los acuerdos previos”.[18]
De un modo negociado y bajo un proceso de regimentación se impuso nuevamente la vieja modalidad de sindicalismo, con la conjunción de tendencias nuevas y viejas que le volvieron a dar al movimiento obrero organizado algunas de sus características y orientaciones estratégicas que se habían expresado en la dirección de la CNT durante todo el período de los sesenta y los setenta. Que serán desarrollados y profundizados en futuras instancias.
Se cerró así un capítulo, de un nuevo sindicalismo que se creó en la batalla por derrotar a la dictadura y que tampoco estuvo exentó de divergencias estratégicas, y de virajes (sobre todo en lo que respecta al método por el cual terminar con la dictadura militar) pero que contó en su seno con un contingente de activistas, de trabajadores, de obreras y obreros combativos que desde los lugares de trabajo reorganizaron a la clase obrera en una perspectiva de independencia de clase, que posteriormente se fue desvirtuando y regimentando hacía planteos políticos y estratégicos colaboracionistas que se adaptaron a una nueva concepción de la ‘democracia’ que en este nuevo período levantaban algunos de los partidos de izquierda más importantes (cuyo desarrollo y problematización quedarán para futuros artículos).
* Lucía Siola es dirigente del Partido de los Trabajadores y consejera federal de la FEUU por la Agrupación Primero de Mayo del Centro de Estudiantes de Humanidades y Ciencias de la Educación. Es coautora del libro “Historia y memoria de COFE, a 50 años de su fundación”, Montevideo, Julio, 2016 y del folleto “Hacía una historia del SOOFRICA (Sindicato de Obreros y Obreras del Frigorífico Canelones)”, Canelones, 2015. Es también coautora junto a Nicolás Marrero del artículo “La crisis del capitalismo en la educación: un análisis crítico” en Prohibido pensar, Revista de ensayos nº 7, octubre 2015. Publica artículos de prensa en ‘Tribuna de los Trabajadores’ y ‘Prensa Obrera’ (Argentina).
Bibliografía:
BAUMANN, Néstor, y FESSLER, Daniel, Judiciales de la Asociación al Sindicato, Montevideo, Fundación de Cultura Universitaria, 2003.
DEMASI, Carlos, MARCHESI, Aldo, MARKARIAN, Vania, YAFFÉ, Jaime. La dictadura civil militar. Uruguay 1973-1985, Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental, 2009.
DE SIERRA, Gerónimo, Dictadura y restauración democrática en el Uruguay contemporáneo: límites y desafíos, En revista Ciencias Sociales nº 6, Montevideo, setiembre 1991.
DE SIERRA, Gerónimo, Los sindicatos en la transición democrática, CIEDUR Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo, Uruguay, 1989.
ERRANDONEA, Alfredo y COSTABILE, Daniel, Sindicato y sociedad en el Uruguay, Biblioteca de Cultura Universitaria, Montevideo, 1968.
GREISING, Carolina y otros, La restauración democrática 1985-2005, Montevideo, Banda Oriental, 2011.
RODRÍGUEZ, Universindo, VISCONTI, Silvia, CHAGAS, Jorge, TRULLEN, Gustavo, El sindicalismo uruguayo: A cuarenta años del congreso de unificación, Montevideo, Taurus, 2006.
Entrevistas:
BAZZANO, Luis, dirigente del sindicato de Biblioteca Nacional y de COFE, realizada por Lucía Siola y Martín Girona, 28 de mayo 2014.
HAMBROOK, Georgina, ex dirigente de AFJU y de COFE, realizada por Lucía Siola, 17 de setiembre 2014.
READ, Richard, dirigente de la FOEB y del PITCNT, realizada por Lucía Siola, 28 de agosto 2014.
REVELESE, Leonel, dirigente del sindicato de Loterías y Quinielas y de COFE, realizada por Lucía Siola, 6 de junio 2014.
TURIANSKY, Wladimir: ex dirigente de la CNT y AUTE, realizada por Martín Girona y Lucía Siola, 24 de marzo 2014.
Prensa:
Semanario Aquí, 1983-1985.
Tribuna de los Trabajadores, 1983-1985.
El Popular, 1983-1985.
[1]León Duarte fue dirigente del sindicato de FUNSA y del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP). Fue secuestrado en Argentina en 1976 y continúa desaparecido al día de hoy. Gerardo Cuesta fue dirigente de la Federación Obrera Metalúrgica del Uruguay (FOMU) y del Partido Comunista del Uruguay (PCU), fue detenido en enero de 1976, estuvo desaparecido hasta julio, y falleció a causa de las torturas en el Hospital Militar el 13 de setiembre de 1981.
[2]El Popular, “Juan Ángel Toledo: La unidad es la clave”, 29 de noviembre 1985.
[3]Otras fuentes hablan del retiro de 546 o 542 congresales.
[4]Aquí, “La corriente sindical de orientación comunista se quedó sola”, 3 de diciembre 1985.
[5]El Popular, “Trabajadores por la Unidad”, 29 de noviembre 1985.
[6]Ídem.
[7]Aquí, “Opinan dirigentes sindicales”, 3 de diciembre 1985.
[8]Ídem.
[9]Juan José Ramos dirigente de AEBU señaló: “Hay un problema de clima, de falta de consenso, de diálogo, aunque también hay un problema de contenidos. Porque en última instancia, se está cuestionando una democracia sindical auténtica, donde también las posiciones minoritarias tienen que ser respetadas (...) creo que este Congreso es inválido al haberse retirado todas las corrientes de opinión menos una”, en Semanario Aquí, “opinan dirigentes sindicales”, 3 de diciembre de 1985.
[10] Luis Bazzano dirigente de COFE comenta: “Me acuerdo que la consigna del Partido (Comunista) era asegurar delegados, por lo que se venía, por esto de la lucha y la confrontación entre líneas o tendencias. (...) Me acuerdo que cuando llegué a donde funcionaba el local del Partido en la calle Río Negro, era el primer comunista designado delegado, porque en la Biblioteca Nacional funcionábamos bastante bien, entonces cuando llegué, la gente me saludaba, me felicitaban como si hubiera vuelto no sé de dónde”, en Entrevista realizada por Lucía Siola y Martin Girona, 28 de mayo de 2014.
[11]Entrevista a Leonel Revelese, realizada por Lucía Siola, 6 de junio 2014.
[12]Entrevista a Georgina Hambrook, realizada por Lucía Siola, 17 de setiembre 2014.
[13]“Yo tengo un gran respeto por esa joven generación, y nunca me gustó un tema que surgió después, un tema de la crisis del tercer congreso, cierta tendencia de los viejos, a creer que veníamos nosotros, salíamos de la cárcel o veníamos del exilio con una aureola y ocupábamos los puestos de los que habían surgido en esta etapa. A mí me pareció que había que reconocer que había una generación de combatientes nuevos”. Entrevista a Wladimir Turiansky, realizada por Lucía Siola y Martín Girona, 24 de marzo 2014.
[14]El sindicalista Francisco Rama afirmaba: “Hay una óptica que privilegia relaciones verticales entre trabajadores y hay otra que privilegia las relaciones horizontales. Pienso que debemos combinar las dos en función de la mayor eficiencia. El movimiento sindical de hoy es distinto al de 1973, hay nuevos protagonistas, hay nuevos actores que trabajan en función de parámetros que no eran los tradicionales y eso es un dato a tener en cuenta, a respetar, si no queremos avasallar”, en Semanario Aquí, “opinan dirigentes sindicales”, 3 de diciembre 1985.
[15]El Popular, “Juan Ángel Toledo, La unidad es la clave”, 29 de noviembre 1985.
[16] Sobre este tema Leonel Revelese afirmó; “Los partidos dieron una lucha importante en el plano político teórico sobre el accionar de la CNT previo al golpe y ahí estuvieron sobre el tapete no solo los comunicados 4 y 7 sino la discusión de si hubo error histórico o no en caracterizar la etapa como que el movimiento sindical fuera furgón de cola de los militares progresistas”, En entrevista realizada por Lucía Siola, 6 de junio de 2014.
[17] La prensa sindical, “Acuerdo Sindical”, Montevideo, año I, nº 1, febrero 1986, pp. 12, en Néstor BAUMANN y Daniel FESSLER, Judiciales de la Asociación al Sindicato, Montevideo, Fundación de Cultura Universitaria, 2003, p. 126.
[18]Néstor, BAUMANN y Daniel FESSLER, ob. cit., p. 128.