Imagen: "El reposo del guerrillero", Jorge Errandonea.
Siempre volvemos. Contra todo pronóstico, volvemos. Una y mil veces, en todos los rincones, de todas las razas, en todas las lenguas, volvemos. Invisibles las más de las veces a los ojos de la vieja guardia, volvemos. A la campaña propagandística que surca cielo y tierra invitándonos a participar entusiastas de la carrera del dinero, le mostramos la cara de la entrega noble a una causa justa sin moneda de cambio. Al miedo, le barremos encima el polvo de los gloriosos textos que la Historia nos regala como mejor espejo. A la pereza, la sacudimos con vergüenza, con la mano tendida para emprender la marcha a ritmo sostenido. Al ahogo del aire viciado provincial, le abrimos la ventana de las luchas latinoamericanas. Al prejuicio, la minucia y la rosca, le oponemos el ejemplo unificador de nuestros mejores hombres y mujeres. A los rostros de plástico y piedra que quieren que imitemos, levantamos la foto de los caídos, faro y deuda que nos empuja. A la duda desconfiada de quien busca y no encuentra, la invitación a andar juntos el mejor de los caminos. Siempre volveremos. Es una promesa eternamente cumplida. Que descansen en paz nuestros viejos camaradas. Mañana, la llama seguirá prendida y nuestros corazones, latiendo al unísono, arderán coraje rebelde.
(Serie: Los militantes)