El 31 de marzo algo cambió en Francia cuando miles de personas decidieron ocupar la plaza de de la República en París. De a poco este movimiento que se puso como nombre Nuit Debout (Noche de pie), se ha empezado a extender por Europa conectando a lo lejos con Filipinas y Brasil.
Sería falso decir que ésta extendida ocupación, sus derivados y las cientos de manifestaciones que día a día están siendo reprimidas en Francia son fruto únicamente del aliento de un film, claro que no, pero al inicio pasó un poco esto:
Merci Patron! (Gracias al Patrón!), la película de novel director Francois Ruffin, fue señalada desde varios medios como un inspirador del fenómeno de la #NuitDebout, (Noche de Pie), algunos exageran como el periodista de Europa 1 que acusa a Ruffin de haber llamado a un golpe de estado. Sin duda que Merci Patron! moviliza, porque es una historia donde ganan los buenos y entre otras cosas todos estamos cansados de perder. En cuanto a si se trata de un levantamiento, en el sentido estricto de la palabra, no lo es. Debo decir que en la plaza de la República la gente pasa más tiempo sentada discutiendo en las asambleas que parada. Pero quizás sí es ejemplo para pensar de que algo se puede hacer. Ya hace más de cincuenta días que están allí, más de lo que a mi me dura un amante y eso que ellos se dan cita todos los días, hoy es el día #79 de marzo en el nuevo calendario revolucionario francés.
Miles de ciudadanos, personas sin papeles, asociaciones, militantes, pequeños grupos de barrio, de todos lados, gremialistas y otros miles de independientes se juntan luego de la jornada a “redactar la nueva patria”, llegué a escuchar ayer en la asamblea general mientras el resto apoyaba moviendo las manos. Este movimiento que ocupa cada noche la plaza desde el 31 de marzo pasado nació como la confluencia de luchas contra la Ley de trabajo impulsada por el primer ministro Manuel Valls y la actual ministra de trabajo la ministra Myriam El Khomri.
La gota que desbordó las plazas
La ley de trabajo de la ministra Kohmri ha logrado unir la lucha de los distintos sectores franceses proponiendo una extensión de la jornada laboral que puede durar hasta diez horas y en casos excepcionales hasta doce. La jornada semanal podría subir de treinta y cinco a cuarenta y ocho horas, con excepciones que permiten llegar hasta sesenta. El tiempo de reposo se acota y las horas extras se pueden compensar incluso con tiempo libre, pero en caso de que la empresa opte por pagarlas, lo puede hacer con una compensación que va desde un 10%, lo que reduce enormemente los acuerdos actuales. Los acuerdos laborales abandonan las formas tripartitas para desplazarse a la libertad de negociación entre empresarios y trabajadores. Es fácil adivinar quién tendrá más fuerza en una mesa de negociación. Francia aprueba con esto el camino a la flexibilización que no es más que la desregularización o el pasaje directo de la responsabilidad de Estado a la guerra del mercado, algo que por cierto se exige en varios tratados de comercio internacional, (como el Tafta).
Volviendo a Merci Patron!, esta es la primera película de Francois Ruffin, director del periódico Fakir ubicado en la ciudad de Amiens, en ella se exhibe una maniobra orquestada por él y la gente de su periódico con el fin de denunciar las prácticas mafiosas del millonario más grande de Francia, Bernard Arnault.
Este personaje, denunciado en la película de Ruffin es el Presidente General y el mayor accionista de las empresas del grupo LVMH (https://www.lvmh.fr/) que en total agrupa a sesenta marcas, entre las que figuran: Louis Vuitton, Kenzo, Dior, Fendi, Gyvenchi…entre otras.
Bernando, como se lo llama en la película ridiculizandolo, exponiendolo como una suerte de Mr. Burns, usando máscaras con su cara, imprimiendo remeras con su rostro y la leyenda, “i love Bernard”, es el accionista primario de LVHM y aparte de ser el primer multimillonario de Francia, tiene una de las fortunas más grandes del mundo catalogado número cuarto a nivel global....Es feo, pero ya se casó dos veces, claro, es hiper-mega-millonario. Según el Observatorio de desigualdades de Francia (http://www.inegalites.fr/) su fortuna supera los 34 millones de euros, lo que equivaldría a unos dos millones y medio de años de salario mínimo en Francia.
A pesar de albergar en sus arcas tal preciada fortuna, Bernardo intentó naturalizarse belga para evitar pagar impuestos en Francia haciendo parte como otros muchos millonarios de lo que se llama éxodo fiscal. Hasta ese entonces se pensaba de Arnault que reubicaba únicamente a sus fábricas, ya que en pro de la rentabilidad del grupo LVHM se relocalizan sus usinas de fabricación en un plan de descentralización que consiste básicamente en ir moviendo la producción a los países con mayor rentabilidad, inicialmente fue Grecia, luego Polonia, ahora Bulgaria pero se estima que ya se está pensando en Asia y países de Oriente como India y Sri Lanka. Sí, hablamos claramente de países con crisis profundas, con salarios mínimos estimados en torno a los 200 euros,(en Francia el salario mínimo es de 1467 euros), con menos derechos, donde hacer un traje de Dior tiene un costo de producción de a lo sumo 30 euros, lo que quiere decir que vendido a 3500 euros equivale a una rentabilidad que supera cien veces su costo. Niveles que son equivalentes únicamente al número de desocupados que crece en Francia año a año.
En este contexto es que la gente del periódico Fakir, especialmente Ruffin se dirigió a recorrer rincones del país deshabitados, pueblos que se volvieron fantasmas porque todos vivían de la fábrica. Y junto a la familia Kurl, integrada por dos veteranos sumidos en la pobreza desde el traslado de una de las fábricas del grupo, y algunos ex dirigentes de CGT (la Central General de Trabajadores) , inventó una “triquiñuela” que terminó favoreciendo o mejor dicho, indemnizando a los Kurl, una familia de desocupados que estaba sin trabajo pasando un muy mal invierno, e incluso obteniendo un CDI, (Contrato de Duración Indeterminada) para el padre de los Kurl que pasó a trabajar en el Carrefour más cercano, porque al final son todos los mismos.
Si bien la película lleva a pensar en las andanzas de Michael Moore interviniendo en la General Motors en los años ochenta, o a su coterráneo Jean-Yves Lafesse conocido por sus intervenciones en la calle o sus llamadas telefónicas que mediante el humor buscan de alguna manera alterar la cotidianidad. Podríamos decir que Francois Ruffian está más cerca de encarnar una especie de de síntesis entre ambos, donde la denuncia es el objetivo y el sarcasmo es el medio que vehiculiza a un aparato montado con mucha inteligencia y que disfrazado con cierto aire de improvisación no es más que fruto de una larga reflexión. Lo que resultó en un largo de bajo presupuesto lleva contados más de doscientos cuarenta mil espectadores.
En cuanto al humor es recomendable descargar el tema que da nombre a la película que es otra nota de humor rescatada de la historia por el realizador, se trata de una canción de Los Charlots que tienen temas como Gracias al patrón y Si tu no quieres pagar impuestos, con letras que dicen cosas como "gracias patrón, que alegría trabajar para usted, es una cosa de locos" o "si no quieres pagar impuestos esconde tu piano, tu banjo y tu trompeta...".
Claramente Ruffin persigue un fin militante, ejemplo de esto es que hace apenas unos días, entrevistado por el canal Europa 1, aprovechó su tiempo denunciando a Arnaud Lagardère, director del canal, luego de ser censurado por otros medios vinculados a este mismo grupo. Pero en lugar de centrarse en la censura, Ruffin aprovechó para denunciar un abuso laboral en este caso cometido por el canal mientras el periodista locatario lo atacaba sin piedad. Él exigió los minutos acordados, plantó la semilla, se levantó y se fue. Este Ruffin es un rufián…
El encuentro entre la familia Kurl, Ruffin, y algunas personas más ex CGT y mismo los colegas del periódico Fakir montó una especie de ingeniería de complot que filmada evidencia las prácticas de un poder empresarial mafioso. En resumidas cuentas, la cinta muestra cómo alguien puede sacar cuarenta mil euros de su bolsillo para que no se haga publicidad negativa en torno a su imagen. Se trata de eso y de cómo un periodista decide pasar de la tribuna al campo de juego embarrandose un poco las patas.
Por cierto que en el número 74 del diario Fakir, salido en febrero, en el mismo mes que se estrena la película, la editorial dedica un espacio a la transcripción de una conversación con Ruffin donde propone a su equipo de redacción girar su destino hacia el “periodismo total”.
El concepto tiene un origen futbolístico, inspirado en el holandés Johan Cruyff quien fue el más famoso exponente de la filosofía de fútbol conocida como «fútbol total», desarrollada por Rinus Michels y que consiste en establecer un sistema de juego en el que un jugador que se mueve fuera de su posición es sustituido por un compañero de equipo, lo que permite que el conjunto conserve la táctica por sobre la estructura. En este sistema ningún futbolista tiene un papel asignado, cualquiera puede ser delantero, centrocampista y defensa. Traducido esto al plano del periodismo, para Fakir quiere decir ocupar todas las posiciones, básicamente continuar con el rol periodístico persiguiendo el acceso a la información libre y sumando a esta la acción directa.